Atlántida y Colón, Honduras. Este 14 de julio marca el inicio de una nueva semana, pero también de una nueva decepción para los miles de hondureños que transitan a diario por la deteriorada carretera CA-13, especialmente en el tramo que va desde La Ceiba hasta Trujillo, el cual continúa sin recibir ningún tipo de mantenimiento, pese a los anuncios oficiales que prometían el inicio de obras este mes.

El gobierno central había asegurado que los trabajos de rehabilitación comenzarían en julio, como parte de un proyecto financiado con préstamos internacionales. Sin embargo, las promesas no se han materializado y la vía sigue siendo un escenario constante de accidentes de tránsito, daños mecánicos y extensas demoras para conductores particulares, turistas y transportistas.
“Comenzamos el segundo semestre del 2025 con más hoyos, más polvo, más tiempo perdido en la carretera. Lo que nos dijeron fue otra mentira más”, expresó un conductor mientras esperaba en uno de los tramos críticos de la carretera nacional RN-23, que conecta con la CA-13.

Ya son más de tres años y medio sin mantenimiento real, y los efectos se sienten en todos los niveles: vehículos averiados, pérdidas económicas, incremento de accidentes y una imagen deplorable para el turismo.
Esta carretera no solo conecta importantes ciudades del litoral atlántico, sino que forma parte esencial del corredor turístico de la zona norte, que incluye destinos como Cayos Cochinos, La Ceiba, Trujillo entre otros destinos de Colón.
Transportistas de carga, buses interurbanos y operadores turísticos han alzado la voz en reiteradas ocasiones. “Y si no inician este tramo, mucho menos esperemos el de Sabá a Olanchito”, advirtió uno de ellos, haciendo referencia a otro tramo clave de la red vial en la región.

A pesar de que el Banco Mundial y el Gobierno de España han aprobado préstamos para la rehabilitación de la CA-13, los proyectos siguen entre papeleo, promesas y anuncios de licitaciones, mientras la realidad en el terreno se agrava.
Los habitantes de Atlántida y Colón, así como el sector transporte y turístico, exigen respuestas concretas y fechas reales de inicio de obra, pues la carretera, lejos de ser una vía de desarrollo, se ha convertido en una ruta de obstáculos que pone en riesgo vidas.
