Elon Musk, el multimillonario fundador de Tesla y SpaceX, sorprendió esta semana al aceptar el desafío lanzado por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en una singular trifulca que comenzó en redes sociales y que ahora podría escalar a una pelea cuerpo a cuerpo sin precedentes.
Todo comenzó, cuando Maduro, en un acto público, calificó a Musk de “nuestro nuevo archienemigo” y, sin vacilar, le lanzó un reto: “Elon Musk, ¡quien se mete conmigo, se seca! (…) ¿Quieres pelea? ¡No te tengo miedo!, donde quieras, en los barrios… ¡Si tú quieres, yo quiero!”.
Las palabras del mandatario venezolano no pasaron desapercibidas, y en menos de 24 horas, Musk respondió desde su cuenta en la red social X (anteriormente conocida como Twitter), aceptando la propuesta con una mezcla de humor y desafío.
Musk, conocido por su estilo irreverente y polémico en las redes, fue más allá al plantear sus propias condiciones para el combate: “Si gano yo, él dimite como dictador de Venezuela; si gana él, le invito a un viaje gratis a Marte”, haciendo alusión a su empresa SpaceX, especializada en la exploración espacial.
Además, el magnate no perdió la oportunidad de involucrar a su masiva base de seguidores, reposteando una encuesta creada por uno de ellos, que invita a los internautas a votar por el posible ganador de este surrealista enfrentamiento.
En un giro aún más pintoresco, Musk comparó a Maduro con Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, con quien había promovido un combate de artes marciales mixtas hace algunos meses, un evento que, para decepción de muchos, nunca llegó a realizarse. Refiriéndose al físico de ambos contendientes, Musk comentó: “Zuck es un hombrecillo, así que sería una pelea rápida, LOL (acrónimo en inglés para carcajada)”.
El anuncio ha causado un revuelo en las redes sociales y medios de comunicación, quienes especulan sobre las verdaderas intenciones detrás de esta inusual disputa. Si bien es improbable que el combate se materialice, la interacción ha servido para una vez más poner en el foco mediático a dos figuras polémicas y distantes, pero con una habilidad innegable para dominar el espectáculo global.