La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha escalado la tensión diplomática con Estados Unidos al ordenar al canciller Enrique Reina denunciar el tratado de extradición entre ambos países.
Esta decisión se produce tras las declaraciones de la embajadora estadounidense, Laura Dogu, a las que Castro calificó de “injerencistas” y una clara muestra de intervencionismo.
La presidenta utilizó su cuenta en la red social X para expresar su rechazo a lo que considera un intento de Estados Unidos de dirigir la política hondureña a través de su embajada.
En un tono contundente, Castro acusó a Estados Unidos de violar los principios del derecho internacional, que promueven el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
El detonante de esta medida fue la declaración de la embajadora Dogu, quien expresó su sorpresa y decepción al ver al ministro de Defensa hondureño y al Jefe del Estado Mayor Conjunto de Honduras junto a Vladimir Padrino López, ministro de Defensa de Venezuela, señalado por sus supuestas vinculaciones con el narcotráfico.
Estas declaraciones han generado un fuerte malestar en el gobierno hondureño, que considera que la embajadora ha excedido los límites diplomáticos aceptables.
Enrique Reina, canciller de Honduras, subrayó que desde hace tiempo han advertido a funcionarios estadounidenses sobre las declaraciones de Dogu, las cuales, según él, “se salen de las relaciones entre estados”.
Reina enfatizó la importancia de que Estados Unidos respete las decisiones soberanas de Honduras y no intente imponer sus políticas sobre con quiénes se relaciona el país centroamericano.
El canciller también destacó que la presidenta Xiomara Castro, en su papel de líder de la política exterior del país, ha tomado esta decisión como parte de una postura digna y soberana.
Según Reina, esta medida busca enviar un mensaje claro a Estados Unidos: la relación bilateral debe basarse en el respeto mutuo, la amistad y la cooperación en temas comunes, sin injerencias ni imposiciones.
A pesar de la gravedad de la situación, Reina aseguró que las relaciones entre ambos países no están en riesgo, aunque sí enfatizó la necesidad de establecer un diálogo basado en el respeto a la soberanía de Honduras.
El canciller hizo un llamado a dejar atrás el temor a enfrentar a una potencia, defendiendo el derecho de Honduras a expresar su desacuerdo con cualquier forma de intervencionismo.