Un coro de martillazos clavando piezas de madera, se confunde entre las olas del mar al Este de La Ceiba. Esta armonía sonora, se vuelve especial, por las manos que la ejecutan, y es que son de mujeres, que han salido de La Mosquitia, en busca de mejores condiciones en esta ciudad del Caribe de Honduras.
Ese coro surgido entre el martillo, clavo y madera, se expande por todo el plantel, donde dan forma a las nasas de pesca, en la colonia Olas del Mar, un asentamiento pegado al Muelle de Cabotaje de La Ceiba, que parece haber sido traído de La Mosquitia.
Aquí se han instalado centenares de hombres y mujeres provenientes de Puerto Lempira, Brus Laguna, Villeda Morales. Esta franja entre la barra del Cangrejal y el puerto ceibeño, es para los misquitos como su río Patuca, El Plátano y sus costas de Gracias a Dios.
Aquí viven, y muchos logran conseguir trabajos en el centro de La Ceiba y en los barcos que llevan y traen carga desde Islas de la Bahía y Gracias a Dios a La Ceiba.
A orillas del mar, pegado a bocana del muelle, miles de piezas de madera se acomodan en extensas filas, esperando ser trasladas a los barcos de pesca de camarón y langosta.
Aquí un grupo de mujeres de esta etnia, ponen su toque especial, clavando las piezas de madera, que terminan dando forma a las nasas. Cubiertas con trapos, estas femeninas, se protegen del sol, con gran acierto, se han convertido en expertas manejando el martillo.
Mientras los hombres mezclan arena y cemento para aplicarle a las nasas, para que no floten, y otros dan forma a estas cajas, a ellas le han dado la tarea que terminarlas.