Ladridos huecos y el valor del servicio en Olanchito

Opiniones

Hoy me topé con una grabación que, lejos de sorprender, destapó la triste ironía de escuchar a un sujeto que jamás ha hecho algo por Olanchito. Este personaje, afiliado a un partido político y acostumbrado a ladrar defendiendo migajas que caen por debajo de la mesa, se cree en la obligación de denigrar a quienes verdaderamente trabajan por nuestra ciudad.

Resulta casi cómico —si es que se puede llamar cómico— que este individuo que además aspira a ser regidor de la Alcaldía Municipal, y que es tan incapaz de aportar algo constructivo, se atreva a destilar desprecio contra un grupo de ciudadanos honestos.

Aquellos que, sin cobrar un solo lempira, integran el Consejo de Desarrollo Municipal y manejan la tasa ambiental con total transparencia y rigor. La tarea de explicarles a este aprendiz de periodista y regidor —que parece estar más interesado en susurros de chismes que en discursos de progreso— lo que significa trabajar en pos del bien común, se vuelve, en verdad, una pérdida de tiempo; su falta de intelecto lo condena a no comprender ni lo obvio.

Ni siquiera podemos compararlo con una fiel mascota, pues, aunque ladren o maullen sin cesar, estos son, por naturaleza, agradecidos y jamás muerden la mano que les da de comer.

En contraste, este personaje muerde y destroza con su lengua, mancillando la reputación de honorables ciudadanos como Yadira Hoch, Antonio Martínez, Juan Ramón Ramos, Terencio Puerto, Mary Padilla, Pastor Nelson Alonso, Prof. Medardo Guevara, entre otros nombres que ya resuenan en la historia de nuestra ciudad por tan loable labor al frente de la Junta Fiscalizadora de los fondos de la tasa ambiental y el CDM.

Cada centavo que entra y sale bajo su supervisión es auditado y manejado con esmero, y lo hacen sin cobrar al pueblo, en un trabajo que quedará como legado para nuestros hijos, nietos y bisnietos que junto a la actual Corporación Municipal pasarán a la historia.

Es imperativo condenar los comentarios vertidos por este nefasto personaje. Su peso, medido en palabras vacías, daña y despotrica contra aquellos que con esfuerzo y dedicación estan dejado una huella indeleble en Olanchito. Mientras él se entretiene en murmullos y migajas que caen bajo la mesa, los verdaderos servidores públicos continúan labrando el camino del progreso en nuestra ciudad cívica.

En definitiva, en un escenario donde unos se empeñan en alimentar su vanidad con discursos sin sustancia, es necesario que la sociedad exija seriedad y compromiso con el bien común. Olanchito merece más que ladridos huecos; merece el reconocimiento a quienes, a pesar de no cobrar por su servicio, sostienen el futuro de nuestro municipio con dignidad y transparencia.

Mi reconocimiento y total respaldo al CONSEJO DE DESARROLLO MUNICIPAL ente fiscalizador y ejecutor de los fondos de la tasa de seguridad que maneja el actual Alcalde Juan Carlos Molina Puerto.