El Ejército Contra el Micrófono: La peligrosa narrativa de los “sicarios de la verdad”

Opiniones

La portada del diario oficial del Ejército de Honduras, con el explosivo titular “Sicarios de la Verdad”, marca un antes y un después en la relación entre las Fuerzas Armadas y la libertad de prensa.

Esta expresión —propia de un régimen autoritario— no solo es un agravio a los periodistas hondureños, sino un claro retroceso en la institucionalidad democrática del país.

Desde hace décadas, las Fuerzas Armadas han intentado rehabilitar su imagen pública tras años oscuros de represión. Con discursos de modernización, profesionalismo y neutralidad, se pretendía construir una institución respetuosa de los derechos humanos y de los poderes civiles. Pero hoy, convirtiendo sus canales oficiales en armas de propaganda contra la prensa, queda claro que esas promesas se han resquebrajado.

El uso de un medio institucional que debe estar al servicio de la transparencia, la defensa nacional y la soberanía y no para lanzar ataques personales y desacreditar la labor periodística es una peligrosa deformación del rol constitucional de las Fuerzas Armadas.

El término “sicarios del micrófono” utilizado para referirse a comunicadores que denuncian posibles irregularidades, convierte al periodismo libre en un enemigo del Estado.

La ironía es brutal: mientras los militares exigen “pruebas” y “legalidad” en las acusaciones que se les hacen, ellos mismos lanzan insultos y señalamientos sin fundamento contra periodistas y medios que, con o sin aciertos, cumplen su papel de vigilancia democrática.

No se trata de defender a personas o ideologías. Se trata de proteger el derecho a informar y a cuestionar. Se trata de recordar que en una democracia, el micrófono no se calla con intimidaciones, y mucho menos con comunicados agresivos desde un escritorio militar.

El periodismo hondureño ha sido golpeado, censurado, amenazado y asesinado. Y sin embargo, sigue de pie. No por interés político, como lo insinúa el editorial castrense, sino por un compromiso con la verdad, por imperfecta que sea.

¿Es esta la imagen que quieren proyectar las Fuerzas Armadas en el siglo XXI? ¿Un ejército que en lugar de defender la soberanía, se dedica a censurar desde la tinta?

Honduras necesita instituciones fuertes, pero también humildes y sometidas al escrutinio público. Una fuerza militar que responde con insultos a las preguntas, no inspira respeto, sino temor. Y una institución que teme a la prensa, está a un paso de temerle a la democracia.

Desde este espacio, reiteramos nuestro apoyo a la libertad de prensa, a los periodistas que informan con responsabilidad, y a todos aquellos que creen que el Estado debe servir al pueblo, no silenciarlo.

La verdad no se mata con editoriales, y el pensamiento crítico no se allana con fusiles.