Un juez federal de Estados Unidos ordenó la liberación del hondureño Ramón Matta Ballesteros, de 80 años, luego de cumplir 37 años en prisión por delitos relacionados con el narcotráfico y la presunta vinculación con el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena.

La decisión, confirmada por su abogado defensor Marlon Duarte, marca un giro inesperado en uno de los casos más emblemáticos en la historia de las relaciones antidrogas entre Honduras y Estados Unidos.
Matta, quien se encontraba recluido en una prisión de Springfield, Misuri, podrá regresar a Honduras en el transcurso de los próximos días, dependiendo de la gestión consular y migratoria que su familia ha comenzado a tramitar.
Su hija, Isabel Matta, confirmó con emoción la noticia, calificando a su padre como “el hombre más valiente que conozco” y expresando su deseo de que pase sus últimos años rodeado de su familia en su país natal.

La orden judicial se emitió tras una petición de la defensa, sustentada en el delicado estado de salud de Matta, quien padece cáncer de próstata, deterioro físico avanzado, pérdida de visión, ausencia casi total de piezas dentales, problemas musculares y disfunciones tiroideas.

El regreso de una figura polémica
Matta Ballesteros fue capturado en Honduras el 5 de abril de 1988 tras una sorpresiva operación de la unidad COBRAS en su residencia en Tegucigalpa. Aquel arresto y su posterior entrega a Estados Unidos —vía República Dominicana y Puerto Rico— fue considerado un acto sin precedentes, ejecutado bajo fuerte presión diplomática por parte del gobierno norteamericano.
Se le acusó de formar parte de la red del Cartel de Guadalajara y de participar en el secuestro, tortura y asesinato de Enrique Camarena. No obstante, en 2018 una corte estadounidense determinó que no existían pruebas suficientes para vincularlo directamente con ese crimen, por lo cual fue absuelto de ese cargo. Sin embargo, las sentencias por tráfico de drogas se mantuvieron vigentes.
Un expediente marcado por controversia
Antes de su detención, Matta había protagonizado una cinematográfica fuga de la cárcel Modelo de Bogotá, Colombia, el 19 de marzo de 1986, gracias a la colaboración de doce guardias penitenciarios.
Tras su evasión, llegó a Honduras donde se entregó a las autoridades para enfrentar cargos locales relacionados con el asesinato de los esposos Ferrari.
A pesar de sus esfuerzos legales, las presiones internacionales se impusieron. El gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Estado y de la embajada en Tegucigalpa, presionó enérgicamente a las Fuerzas Armadas y al gobierno de José Azcona del Hoyo para que Matta fuera entregado. El episodio marcó un hito en las relaciones bilaterales y sentó un precedente en la lucha antidrogas en la región.
Un regreso bajo incertidumbre
Pese a la decisión del juez estadounidense, la fiscalía aún podría apelar. Por ahora, el Buró de Prisiones tiene un plazo de 24 horas para ejecutar la liberación, aunque fuentes cercanas a la defensa indican que el proceso podría tardar algunos días más.

La familia se encuentra ya movilizada para facilitar su retorno, con apoyo consular desde Honduras.
Ramón Matta Ballesteros, alguna vez considerado el primer gran capo del narcotráfico hondureño, vuelve a ser noticia nacional e internacional. Su caso, símbolo de una era marcada por la violencia del narcotráfico y la intervención extranjera, sigue siendo una pieza clave para entender los orígenes de la guerra contra las drogas en Centroamérica.