Buenos Aires / Tegucigalpa — El presidente de Argentina, Javier Milei, anunció este viernes oficialmente su respaldo al candidato presidencial hondureño Nasry “Tito” Asfura, sumándose así al apoyo público ya expresado por Donald J. Trump.
La declaración, emitida en su cuenta en X, añade un nuevo elemento internacional a la elección hondureña del 30 de noviembre y refuerza la narrativa de una alianza conservadora continental con fuerte peso diplomático y económico.
Argentina es reconocida como una de las mayores economías de América Latina —la tercera más grande, detrás de Brasil y México—, con una producción diversificada que incluye agricultura, industria, servicios y un mercado interno amplio.
Este peso económico convierte a su respaldo en un aval de relevancia regional, que puede resonar tanto en círculos diplomáticos como en inversionistas internacionales interesados en Centroamérica.
La participación de Buenos Aires en el respaldo de Asfura sugiere que la decisión de voto en Honduras ya no es solo un asunto nacional, sino que comienza a formar parte de un tablero geopolítico más amplio, en el que gobiernos aliados comparten visiones estratégicas sobre seguridad, migración, economía y orden democrático.
En su publicación, Milei se pronunció en términos inequívocos: subrayó la necesidad de derrotar lo que llamó “narcosocialismo” en Centroamérica y señaló a Asfura como “la esperanza de libertad y orden” para Honduras.
Su apoyo se presenta como un llamado directo al electorado hondureño, enfatizando que la elección del 30 de noviembre define el rumbo del país y su alineación internacional.
• Refuerzo internacional para Asfura. Con el respaldo simultáneo de Estados Unidos y Argentina, Asfura consolida una imagen de candidato respaldado por potencias, lo que podría atraer a sectores conservadores, económicos y pro-inversión.
• Polarización geopolítica. La intervención de líderes de otros países intensifica el carácter divisivo de la campaña: elecciones locales empiezan a percibirse como decisiones estratégicas para la región.
• Presión sobre actores locales. Partidos de oposición y organizaciones civiles podrían interpretar el gesto como una intromisión externa en asuntos soberanos, lo que incrementa la tensión política y el debate sobre la autonomía electoral.
• Atracción de inversiones internacionales. La mención de Argentina como potencia económica puede favorecer percepciones de estabilidad y apertura económica, elementos atractivos para inversionistas extranjeros, algo que muchos analistas locales consideran clave para el desarrollo post-electoral.
Por su tamaño económico y su peso histórico en América Latina, Argentina desempeña un papel fundamental como puente entre el Cono Sur y Centroamérica. Su respaldo no sólo es simbólico: abre potenciales canales de cooperación, inversión y diplomacia.
Para un país como Honduras, con grandes desafíos en infraestructura, seguridad, migración y desarrollo, este tipo de alianzas pueden marcar la diferencia en los próximos años.
Además, en un contexto donde las elecciones se realizan bajo el escrutinio internacional —por denuncias de injerencia, expectativas de transparencia, y preocupación por la estabilidad regional—, un apoyo desde Buenos Aires le da a Asfura un respaldo extra que trasciende la mera contienda electoral.
La adhesión de Javier Milei al respaldo ya expresado por Donald Trump transforma la elección hondureña en algo más grande que un evento nacional: la convierte en un capítulo geopolítico de América Latina.
Con ello, Honduras, y sobre todo su electorado, se enfrenta a una decisión con implicaciones internas —gobernabilidad, políticas públicas, seguridad— y externas —alineamientos regionales, inversión, diplomacia—.
Qué tan determinante será esta intervención recién se verá cuando las urnas hablen.
