En medio de las celebraciones de fin de año, la cocina hondureña vuelve a ser protagonista con una variante del tradicional nacatamal que ha comenzado a ganar reconocimiento por su sabor y originalidad: el nacatamal de dos masas, una fusión gastronómica que combina tradición, creatividad y un toque picante que sorprende a quienes lo prueban.

Esta propuesta culinaria se distingue por la mezcla de dos masas cuidadosamente preparadas, rellenas con cerdo, papa y zanahoria, ingredientes clásicos del nacatamal catracho.
A ello se suma un cuajo doble, uno de ellos con un toque picante aportado por al menos dos chiles cabros, que realzan el sabor sin opacar la esencia del platillo.
El resultado es un nacatamal de textura suave y sabor intenso, que equilibra lo tradicional con una nota atrevida, generando una experiencia gastronómica que ha sido bien recibida por familias y comensales durante las festividades.

Para muchos, este platillo representa una evolución del nacatamal sin perder su identidad cultural.
Como dicta la tradición, los nacatamales son envueltos en hojas de plátano o banano y cocidos en agua hirviendo, un proceso que permite que las hojas aporten un aroma y sabor característico considerado “mágico” por los cocineros tradicionales. Este método ancestral sigue siendo clave para preservar la autenticidad del platillo.

En un país donde la gastronomía es sinónimo de identidad, el nacatamal de dos masas se perfila como un infaltable en la mesa de los catrachos durante esta temporada, reafirmando que la cocina hondureña no solo honra sus raíces, sino que también se reinventa sin perder su esencia.


