En un escenario donde la salud se convierte en un bien preciado y costoso, las empresas de diálisis en Honduras han generado grandes dividendos al cobrar al Estado entre 60 y 65 dólares (1500 lempiras) por cada sesión de hemodiálisis.
Cada paciente atendido en la sala de hemodialisis que recién inauguró sus servicios de atención en la Sala 1807 le cuesta al Estado entre 25 y 30 mil lempiras mensuales.
Esta cifra, aunque refleja el costo de un tratamiento vital, representa una carga financiera significativa para el Estado, que el año pasado desembolsó unos 900 millones de lempiras para garantizar este servicio esencial.
En Olanchito, la realidad se vuelve aún más apremiante, ya que 35 pacientes dependen de estas sesiones de hemodiálisis, algunos de ellos sometiéndose al tratamiento hasta tres veces por semana. Este tratamiento, crucial para la supervivencia de aquellos que sufren de enfermedad renal, se ha convertido en una rutina constante para estos habitantes.
La situación se complica al considerar que, para la mayoría de los hondureños, el costo de estas sesiones sería impagable si tuvieran que contratar el servicio de forma particular.