En una situación desgarradora que destaca la cruda realidad de la pobreza en Olanchito, Yoro, una familia de bajos recursos económicos, compuesta por 11 miembros en su mayoría niños, enfrenta la dura realidad de vivir bajo el puente sobre el Río Uchapa.
En la cabecera del río Uchapa esta familia ha encontrado un refugio insólito bajo el puente que cruza el rio. Los adultos de la familia se ganan la vida de manera ingeniosa, reparando los baches que se forman en la cabecera del puente, convirtiendo su necesidad en una fuente de ingresos.
Su improvisada casa, construida con láminas de zinc y nylon, se erige como un frágil refugio contra las noches heladas y las lluvias implacables. “Cuando llueve mucho, nos vamos abajo del puente porque si no nos mojamos. Todos dormimos en el suelo, ya que nos sacaron de la casa donde vivíamos por falta de pago”, confiesa la madre de la familia con lágrimas en sus ojos.
A pesar de las adversidades, la esperanza perdura en esta familia. La madre, con determinación, relata su historia: “Estamos luchando cada día. Aunque nos enfrentamos a dificultades, creemos que la vida nos sonreirá muy pronto”. La situación precaria no ha mermado la voluntad de esta familia, que sigue adelante con la esperanza de un futuro más prometedor.
La comunidad de Olanchito se conmueve ante la historia de esta familia valiente que ha convertido el espacio bajo el puente en un hogar temporal. Mientras reparan baches para subsistir, la esperanza de un día encontrar un lugar seguro y estable para sus hijos impulsa a esta familia a seguir adelante, desafiando las adversidades y buscando un mañana más brillante.