El legado del vino Pacura: una historia de tradición y nostalgia

Cultura

La ciudad de Olanchito, conocida por su belleza natural y su rica historia, alberga una tradición que se remonta a décadas atrás: la producción del vino Pacura. Esta exquisita bebida, elaborada a base de frutas tropicales, ha sido parte del patrimonio cultural de la región desde 1954, cuando el visionario productor Eric Steiner QDDG inició esta actividad pionera.

El vino Pacura, cuyo nombre rinde homenaje al cerro ubicado junto a la ciudad, supo ganarse el reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional gracias a su calidad y consistencia inigualables.

Steiner, inspirado por una enciclopedia de recetas y métodos de elaboración de vinos de frutas, se aventuró en la creación de esta bebida única que conquistó los paladares más exigentes.

A pesar de los desafíos y la falta de aprecio por el consumo de vino en Honduras en aquel entonces, Steiner perseveró en su empeño de producir un producto de calidad.

Desde la cuidadosa selección de la fruta hasta el proceso de elaboración, cada paso era realizado con dedicación y pasión, convirtiendo al vino Pacura en un verdadero tesoro para la región.

A lo largo de los años, la producción del vino Pacura ha sido un testamento de la determinación y el compromiso de la familia Steiner con mantener viva esta tradición. Aunque su creador ya no está entre nosotros, sus hijos y nietos continúan con su legado, llevando adelante la producción y comercialización de esta preciada bebida.

Hoy en día, el vino Pacura sigue siendo apreciado por aquellos que tienen el privilegio de degustarlo, y se puede encontrar en lugares emblemáticos como el Restaurante El Mesón, propiedad de la hija Erika Steiner. A pesar de los desafíos y la falta de infraestructura adecuada, la familia Steiner se enorgullece de mantener viva esta tradición, preservando así un pedazo de historia y cultura en cada botella de vino Pacura.