Mi Regreso a Olanchito: Celebrando la Semana Santa en Casa

Cultura

Enclavada en el hermoso Valle del Aguán, Olanchito recibe a sus hijos con los brazos abiertos en esta época tan especial de Semana Santa. Como uno de esos hijos que han emigrado a otras ciudades, vuelvo a casa para disfrutar de esta celebración junto a mi familia y amigos. La ciudad, envuelta en su cálido clima y su espíritu cívico, me recibe con una sensación de calma y familiaridad que solo se encuentra aquí, en mi querido Olanchito.

Mientras recorro las calles conocidas, me encuentro con familias enteras que han venido a visitar a parientes y amigos, compartiendo risas y abrazos en cada esquina. El majestuoso Cerro Pacura y el sereno Río Aguán son testigos silenciosos de estos encuentros, recordándome los cambios que han ocurrido en el pueblo a lo largo de los años. Las franquicias modernas se entrelazan con los tradicionales restaurantes de la región, creando una atmósfera única que me llena de nostalgia y alegría.

El aroma tentador de las delicias de la temporada llena el aire, con torrejas, rosquillas, mangos maduros, papayas jugosas, champer y jocosas en miel que adornan las mesas de todas las casas. Y en la gastronomía local, encuentro platos tradicionales como el jamo en coco, una exquisita sopa de pescado seco o marinera, y una reconfortante sopa de capirotadas que me transportan a mi infancia y a las comidas en familia.

Olanchito, la cuna del civismo, se presenta ante mí con sus mejores galas, recordándome por qué este lugar siempre será mi hogar. Al igual que en Navidad, la ciudad me recibe con calidez y alegría, honrando las tradiciones y la hospitalidad que la caracterizan. Me siento agradecido por poder estar aquí, compartiendo esta celebración con mis seres queridos, y sé que estos momentos quedarán grabados en mi memoria para siempre.

Es un privilegio regresar y reunirme con mis amigos de infancia y juventud. Compartimos anécdotas que se han quedado grabadas en nuestra memoria, recordando momentos que han sido parte de nuestra historia. Ver a Pipe, Pirringo, Chentio, Mirriñaque, Ñato y muchos otros amigos es un verdadero tesoro que valoro profundamente en esta temporada de reunión y celebración.