La Iglesia Católica ha emitido un conmovedor llamado a la población hondureña para que abrace el bien sobre el mal, erradique la violencia, la envidia y el odio, y se una en la búsqueda de una Honduras mejor.
Este Domingo de Resurrección, la misa fue celebrada por el cardenal emérito Óscar Andrés Rodríguez en la Basílica de Suyapa, donde transmitió un mensaje de esperanza y renovación.
El cardenal enfatizó el papel misionero de la Iglesia, instándola a ser un faro de comunicación y participación. Hizo hincapié en la importancia de llevar la buena nueva de la resurrección a todos, especialmente a aquellos que enfrentan desafíos y dificultades en la vida.
Según el prelado, el proyecto de vida de cada hondureño debería centrarse en hacer el bien, siguiendo el ejemplo del apóstol Pedro. Reconoció que, aunque a veces pueda resultar difícil, es esencial enfrentar los obstáculos y perseverar en la senda del bien, en lugar de ceder a la tentación de hacer el mal.
Además, el cardenal subrayó que el destino último de los hondureños es encontrar la felicidad en la comunión con Cristo, y que este es el mensaje central de la celebración de la Resurrección.
Mediante una parábola, transmitió la idea de que los seres humanos están destinados a una vida eterna con Jesús, en lugar de involucrarse en actividades destructivas y pecaminosas.
En esta festividad, el cardenal recordó la pregunta fundamental que el Señor plantea a todos: ¿Creen en esto? Y enfatizó la importancia de responder afirmativamente, afirmando así la creencia en una vida eterna y un futuro de esperanza en Cristo.