Locomapa, Yoro – En un rincón olvidado de Honduras, en la comunidad de La Unión, Locomapa, municipio de Yoro, una maestra y 22 niños y niñas luchan cada día por mantener vivo el sueño de la educación, a pesar de las limitadas condiciones que enfrentan.
Se trata de la docente Mirian Yaneth Tábora, quien imparte clases multigrado a un grupo de estudiantes en un pequeño local prestado, ya que la antigua escuelita se encuentra severamente deteriorada y representa un riesgo para la seguridad de los menores.
El esfuerzo de la maestra ha permitido que los niños no abandonen su formación, pero la comunidad advierte que este apoyo es temporal y que urgen soluciones concretas.
“Estamos agradecidos con la persona que nos brindó este espacio, pero sabemos que no será para siempre. Necesitamos una escuela propia, segura y equipada para nuestros niños”, expresó una madre de familia de la zona.
El llamado se extiende a las autoridades de gobierno, a las nuevas administraciones que se perfilan para el próximo período de gobierno y a todas las personas solidarias del país.
La aldea clama por apoyo para construir un centro educativo digno, donde sus niños puedan aprender en condiciones seguras y motivadoras.
