Olanchito, Yoro – Los números no mienten: 46,000 ciudadanos y un poco mas decidieron no participar en las elecciones internas. Con un censo electoral de 69,970 votantes, solo 23,000 acudieron a las urnas, dejando una abstención cercana al 66%.

Este no es solo un dato frío; es una advertencia sobre la desconexión entre los políticos y la gente.
¿Qué mensaje envían estos miles de votos ausentes? La indiferencia de los ciudadanos hacia el proceso electoral refleja una profunda desconfianza en los partidos y sus candidatos.
Durante años, la población ha escuchado promesas que no se cumplen, ha visto cómo los problemas estructurales se mantienen y cómo la política sigue alejada de las verdaderas necesidades del pueblo.
Los resultados de estas elecciones internas no deberían ser motivo de celebración para ningún partido. La verdadera batalla será en noviembre, y la clave para la victoria no será solo consolidar a los votantes fieles, sino reconquistar a quienes han perdido la fe en el sistema.

De algo si estamos claros la votación históricamente alcanza un 50% más en las generales debido a que a los hondureños no les gusta estigmatizarse en las internas con un partido político y en las generales terminan cruzando su voto a su conveniencia.
Pero si los políticos siguen ignorando este mensaje de apatía, el abstencionismo seguirá creciendo y debilitará la legitimidad de quienes resulten electos.
Es momento de que los líderes políticos se acerquen a la ciudadanía con propuestas reales y soluciones concretas. La confianza no se recupera con discursos vacíos ni con campañas de último minuto, sino con hechos que demuestren un verdadero compromiso con el desarrollo de Olanchito.
El mensaje de los votantes ausentes es claro: la política debe cambiar o seguirá perdiendo la credibilidad de su pueblo.