Ana Paola Hall: De heroína electoral a villana

Opiniones

Por meses, Ana Paola Hall fue vista como una figura clave en el engranaje democrático de Honduras. Jurista de formación, originaria de La Ceiba, académica respetada, exdecana de Derecho en la UNAH, y por si fuera poco, una de las elegidas para custodiar la voluntad popular desde el otrora Tribunal Supremo Electoral (TSE), hoy transformado en Consejo Nacional Electoral (CNE). Pero como bien dicen: “una cosa es ser jurado de conciencia y otra cómplice del silencio”.

Hall ya había dado señales de que la brújula moral puede fallar cuando está cerca de la tormenta política. En el proceso electoral anterior, se alineó con Rixi Moncada, su colega en el CNE y férrea militante de LIBRE, y juntas fueron las sacerdotisas del templo electoral que ungió a Xiomara Castro presidenta. Muchos le aplaudieron por su “valentía”. Hoy, muchos de esos mismos ya no la quieren ni ver en las papeletas del recuerdo.

Ana Paola Hall fue promovida y blindada por el Partido Liberal, pero a la hora de la verdad, se le olvidó la lealtad y el rojo de su bandera.

La presión del expresidente Carlos Flores, “dio frutos” y su sentimiento no bastó para retenerla en la fila, y ahora —como si fuera un entrenador de fútbol que cambia de lateral a medio tiempo— le vuelve a dar la espalda a su partido y al país que alguna vez la consideró árbitro confiable.

De aquella Ana Paola de mirada firme y promesas de institucionalidad no queda más que un reflejo desteñido. ¿Qué pasó con ese ímpetu por la transparencia? ¿Dónde quedó su supuesta neutralidad?

Ahora la oposición busca reemplazarla… pero el drama es aún más oscuro que un apagón en el Registro Nacional de las Personas: no tienen los votos. Y LIBRE, que ve en el CNE una maquinaria bien aceitada, no está dispuesto a ceder ese poder tan cerca del gran día electoral. Cambiar a Hall por alguien imparcial sería, para ellos, como dejar la caja fuerte abierta en Navidad.

En resumen: el juego está montado, y el tablero ya fue marcado con lápiz indeleble. Ana Paola fue útil cuando se necesitaba alguien con cara de imparcial y mano obediente. Hoy ya ni eso. Se baja del barco liberal, salta al mar del oportunismo, y deja una institución aún más desacreditada.

Y mientras tanto, el oficialismo juega su carta favorita: el modelo Venezuela. ¿Cómo es ese modelo? Simple. Se disfraza de democracia, se organiza un proceso electoral con árbitros vestidos de civil, pero entrenados para la obediencia.

Se desactiva la oposición por fragmentación o frustración. Y se perpetúa el poder sin necesidad de ganar votos, solo controlando el árbitro, el reglamento y el cronómetro.

¿Diferencias con Honduras? Cada vez menos. En Venezuela el guion ya lo escribieron. En Honduras apenas se están repartiendo los papeles.

Así que no se extrañe, querido lector, si al final de esta historia no hay héroes, solo villanos… Y en el centro del escenario, con toga de justicia y alma prestada, Ana Paola Hall.

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