Olanchito, Yoro — Hasta hace poco, el banano hondureño gozaba de un acceso libre de aranceles al mercado de Estados Unidos, principal destino de exportación para este producto. Sin embargo, desde el 5 de abril de 2025, la administración del presidente estadounidense Donald Trump impuso un arancel general del 10% a todas las importaciones, incluyendo el banano.

La medida ya comienza a sentirse en el corazón de las regiones productivas de Honduras, y Olanchito, uno de sus principales motores bananeros, no es la excepción.
La decisión estadounidense coloca a Honduras, Guatemala, Costa Rica, Ecuador y Colombia en desventaja frente a México, país que ha sido exento de esta tarifa, ganando ventaja competitiva en el mercado estadounidense. Según la Asociación de Banano de América del Norte (BANA), este nuevo arancel podría elevar los costos en más de 250 millones de dólares anuales, un golpe que no solo afectará a los exportadores, sino también al bolsillo de los consumidores en EE. UU.

Pero el impacto más severo se vive en casa.
Olanchito y el banano: una relación histórica que hoy peligra
El banano ha sido por décadas el segundo producto agrícola más exportado por Honduras, generando 684.9 millones de dólares en años recientes, lo que representa el 11.5% del total de las exportaciones nacionales. En regiones como Olanchito, Yoro, donde se ubican grandes plantaciones y empacadoras, este rubro sostiene miles de familias y moviliza la economía local.

Las fincas de Coyoles Central producen 4.5 millones de cajas de bananos de exportación al año, de los 24 millones que se producen en todo el territorio nacional.
De acuerdo con cifras históricas, el sector bananero ha generado más de 50,000 empleos directos, especialmente en zonas como el Valle de Sula, Colón, Atlántida y el propio Olanchito, siendo este último uno de los enclaves con mayor dependencia del cultivo, procesamiento y comercialización del banano.

Un golpe que va más allá del mercado
La aplicación del nuevo arancel tiene grandes consecuencias para la economía hondureña:
1. Pérdida de competitividad:
El banano hondureño será menos atractivo frente al banano mexicano exento del arancel, lo que podría reducir los pedidos desde EE. UU. y abrir la puerta a nuevos proveedores.
2. Caída en exportaciones y divisas:
Menos demanda se traduce en menos volumen exportado, lo que impactará las divisas que recibe el país y pondrá en jaque la sostenibilidad financiera de productores.
3. Despidos y desempleo rural:
Con una caída en las ventas, las empresas reducirán personal, afectando directamente a las familias que dependen del trabajo en las fincas, empacadoras y transporte del banano, especialmente en Olanchito, donde muchas comunidades viven exclusivamente de este cultivo.
4. Mayor pobreza y migración:
La falta de empleo elevará la pobreza rural y, como ha ocurrido en otras crisis agrícolas, se podría acelerar la migración irregular hacia Estados Unidos, agravando el fenómeno que este mismo arancel pretende frenar.
5. Riesgo para la inversión:
La incertidumbre arancelaria ahuyenta nuevas inversiones en el sector agrícola, limitando las posibilidades de modernización, resiliencia ante el cambio climático y creación de nuevos empleos.

¿Y ahora qué? El llamado urgente a una solución diplomática
El gobierno hondureño enfrenta el desafío de reaccionar con rapidez y firmeza. El acceso preferencial al mercado de EE. UU. ha sido históricamente un pilar para las exportaciones hondureñas, y su pérdida puede arrastrar consecuencias devastadoras para regiones que ya cargan con problemas estructurales como pobreza, violencia y falta de oportunidades.
Es fundamental que se active una estrategia diplomática clara, que involucre al sector privado, a los productores bananeros y a la Cancillería, para buscar una exención a este arancel o la negociación de un acuerdo bilateral que preserve el acceso competitivo del banano hondureño al mercado estadounidense.
El banano no es solo una fruta. Para Honduras, y particularmente para zonas como Olanchito, es una forma de vida, un generador de empleo y una fuente vital de divisas.