Olanchito, Yoro. Enclavada en lo profundo de las montañas que acarician el majestuoso Cerro Pico Bonito, una poza natural de aguas cristalinas se abre paso entre las rocas y el verdor intacto de la comunidad Tolupán de Chorro Tamarindo, en el municipio de Olanchito.

Este rincón paradisíaco, celosamente resguardado por sus pobladores, representa un santuario natural exclusivo para las familias que habitan en estas reservas indígenas.
La fotografía captada recientemente muestra la tranquilidad líquida de una poza que parece esculpida por el tiempo, enmarcada por un entorno rocoso y frondosos árboles que, cual custodios silenciosos, velan por la pureza del lugar.
El agua, clara y serena, refleja el cielo y el follaje, invitando al sosiego, al respeto y a la contemplación.
A este lugar no se llega por casualidad, sino por la voluntad de adentrarse en el corazón del bosque hondureño, donde los sonidos del agua y el canto de las aves sustituyen al bullicio de la ciudad.
Aquí, los habitantes Tolupanes han sabido convivir con la naturaleza sin perturbarla, cuidando sus fuentes de agua como parte de su herencia sagrada.
Chorro Tamarindo no solo es una joya escénica, sino también un recordatorio del valor de nuestras reservas indígenas y de la urgencia de proteger espacios como este, donde el equilibrio entre el ser humano y la tierra aún es posible.
Este paraíso escondido en las faldas de Pico Bonito permanece como una promesa viva de lo que Honduras aún conserva, y de lo que debemos preservar para las futuras generaciones.