¿Bacheo o carretera nueva? El debate comunitario en la CA-13

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Valle del Aguán El bacheo no puede ser la solución permanente, eso está claro. Pero también es cierto que hoy la carretera está en un estado crítico y peligroso, y algo urgente hay que hacer para evitar tragedias mientras se gestiona una solución de fondo.

En ese punto de equilibrio entre la emergencia y la planificación estructural se encuentra hoy la carretera CA-13, uno de los ejes viales más importantes del litoral atlántico hondureño.

Coincidiendo con este planteamiento, el ingeniero civil Manuel Quintanilla sostiene que, aunque Honduras necesita con urgencia una nueva carretera Trujillo–Saba–La Ceiba, el deterioro actual obliga a intervenciones inmediatas de bacheo como medida temporal para reducir riesgos, especialmente de cara al inicio de 2026.

Desde una óptica técnica, Quintanilla subraya que la CA-13 ya superó su vida útil, y que los daños visibles —baches profundos, colapsos de alcantarillas, fallas en la cama y puentes deteriorados— evidencian un problema estructural que no se resolverá con programas de bacheo.

“El bacheo puede y debe aplicarse como respuesta de emergencia, pero no debe venderse como solución definitiva. Cuando una carretera presenta fallas recurrentes en su estructura base, lo responsable es planificar su reconstrucción integral”, explicó.

El especialista advierte que insistir durante años en programas de bacheo sin un proyecto de fondo termina encareciendo la inversión pública, al tiempo que mantiene en riesgo a miles de conductores y limita el desarrollo turístico y productivo de la región.

Según estimaciones técnicas, construir una carretera nueva de aproximadamente 160 kilómetros, incluyendo la rehabilitación o sustitución de varios puentes dañados, podría tomar entre dos y cuatro años, considerando estudios, diseño, licitación, gestión ambiental y ejecución.

Precisamente por ese tiempo prolongado, Quintanilla considera inevitable que el próximo gobierno inicie con trabajos de mantenimiento urgente.

“El verdadero reto del nuevo gobierno será dejar atrás los parches como política pública y apostar por una obra definitiva, transparente y bien fiscalizada. Ahí es donde la ciudadanía debe exigir resultados”, enfatizó.