Olanchito, Yoro – En lo profundo de la Cordillera de Nombre de Dios, entre los municipios de Olanchito y Jutiapa, se encuentra un santuario de vida silvestre donde el jaguar, conocido por los mayas como Balam, sigue reinando en la oscuridad.
Este majestuoso felino, que simboliza poder y misterio, ha encontrado un refugio seguro en el recientemente declarado Refugio de Vida Silvestre La Danta, un área protegida vital para la conservación de especies emblemáticas como el jaguar y el tapir.
Este hábitat privilegiado, que alberga cuatro especies diferentes de jaguares, se ha mantenido casi intacto durante décadas. Hace más de 10 años, una cámara trampa capturó la imagen de un jaguar hondureño, y hoy, la organización conservacionista Panthera confirma que estos depredadores aún deambulan libres por los vastos bosques de La Danta.
“El bosque sigue ahí y los jaguares también”, mencionan los expertos de Panthera, quienes han monitoreado a uno de estos felinos durante más de una década sin que se haya registrado un solo ataque a seres humanos o asentamientos cercanos.
El jaguar, con su andar silencioso y su instinto depredador, ha logrado coexistir pacíficamente con las comunidades locales, gracias en parte a la abundante población de presas naturales en la zona. Los científicos de Panthera creen firmemente que “la convivencia entre humanos y felinos es posible”, siempre y cuando se respeten los espacios naturales de estas criaturas.
Al amanecer, cuando el sol apenas roza el horizonte hondureño, el jaguar catracho se aleja del peligroso borde de los asentamientos humanos y se adentra en lo profundo de las montañas, buscando refugio en una cueva o trepando hasta la seguridad de la copa de un árbol.
Durante el día, permanece oculto en las sombras, pero al caer la noche, vuelve a salir, reclamando su territorio en la oscuridad del bosque.
El Refugio de Vida Silvestre La Danta se ha convertido en un bastión para la protección de estos magníficos felinos, y su conservación es esencial no solo para el equilibrio ecológico de la región, sino también para preservar una parte vital de la historia y el patrimonio natural de Honduras.