Base Aérea Coronel Héctor Caraccioli Moncada celebra 47 años de servicio y excelencia institucional

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LA CEIBA, ATLÁNTIDA. — En una ceremonia llena de solemnidad, patriotismo y reconocimiento, la Base Aérea Coronel Héctor Caraccioli Moncada conmemoró el pasado 25 de octubre su 47 aniversario de fundación, reafirmando su compromiso con la defensa nacional, la formación profesional y el servicio a la patria.

El evento, presidido por altos mandos de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), contó con la participación del Jefe del Estado Mayor General Aéreo, Coronel de Aviación Geovanni Antonio Elvir Amaya, quien destacó el papel histórico de la base como uno de los pilares más importantes en la protección del espacio aéreo y la atención de emergencias humanitarias.

Durante el acto, se entregaron reconocimientos a oficiales y personal técnico que se distinguieron por su disciplina, entrega y compromiso con el servicio, al tiempo que se ofrecieron presentaciones artísticas a cargo del Grupo Folclórico del Instituto San Isidro y el Grupo de Danza ODECO, que aportaron un toque cultural al evento.

El Coronel Marco Rodríguez Guzmán, comandante actual de la base, expresó que estos 47 años representan “una trayectoria de sacrificio, formación y excelencia profesional”, recordando que la institución ha sido fundamental no solo en la defensa del territorio, sino también en labores de apoyo comunitario y rescate durante desastres naturales.

La Base Aérea Caraccioli Moncada —inaugurada oficialmente el 25 de octubre de 1978— lleva el nombre del Coronel de Aviación Héctor Caraccioli Moncada, un destacado militar que dirigió la FAH entre 1955 y 1956 y que dejó un legado de patriotismo y liderazgo.

La Base Aérea Coronel Héctor Caraccioli Moncada, ubicada en La Ceiba, Atlántida, alberga una de las flotas más representativas de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH).

En sus hangares operan aeronaves de transporte, entrenamiento y combate, entre ellas los Cessna A-37B Dragonfly, utilizados para misiones tácticas y de reconocimiento; los Beechcraft T-6 Texan II y Cessna 182 para instrucción y patrullaje; además de los Bell UH-1H Huey y MD-500 empleados en operaciones de rescate, apoyo logístico y asistencia humanitaria.

La base, además de cumplir funciones estratégicas, sirve como centro de formación para pilotos y técnicos de aviación, manteniendo un rol esencial en la vigilancia del espacio aéreo del Caribe hondureño.

Durante la Guerra de las Cien Horas entre Honduras y El Salvador en julio de 1969, la base —que entonces operaba como destacamento aéreo— tuvo un papel crucial en las operaciones de defensa y contraataque.

Desde La Ceiba despegaron aviones F4U Corsair y F-51 Mustang, que participaron en misiones de intercepción y ataques a posiciones salvadoreñas, contribuyendo a mantener el control aéreo hondureño durante el conflicto.

Aquella intervención consolidó el prestigio de la aviación nacional y marcó el inicio de una nueva era para la Fuerza Aérea Hondureña, que más tarde impulsaría la creación formal de la base Caraccioli como símbolo de soberanía, disciplina y orgullo militar.

Desde su creación, la base ha servido como centro estratégico de operaciones aéreas, entrenamiento militar y cooperación internacional, además de mantener una estrecha relación con la población ceibeña.