WASHINGTON — En una audiencia marcada por advertencias directas y un inusual nivel de consenso bipartidista, el Subcomité sobre el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes de Estados Unidos instó este miércoles a Honduras a garantizar elecciones libres, transparentes y sin injerencia militar.

Legisladores republicanos y demócratas advirtieron que las Fuerzas Armadas hondureñas no deben interferir “más allá de lo que ordena la Constitución” y que el país enfrenta una decisión histórica entre “libertad o comunismo”.
El mensaje quedó claro desde el inicio cuando la presidenta del subcomité, la congresista María Elvira Salazar, afirmó que el Ejército hondureño tiene “un deber ineludible”: proteger la democracia, no participar en fraude electoral. Salazar cuestionó los recientes intentos de los militares de obtener acceso a información privada de votantes y de involucrarse en tareas propias del órgano electoral.
“¿Desde cuándo los militares tienen que contar votos?”, preguntó. “Ese no es el mismo Ejército que durante más de cien años hizo sentir orgulloso a Honduras”.
La congresista advirtió que ignorar estas señales sería repetir errores históricos: “Los venezolanos pasaron por lo mismo hace 25 años. Ni el petróleo los salvó de la catástrofe”.

El subcomité, integrado por legisladores de ambos partidos, coincidió en que Honduras atraviesa un momento crítico. Según Salazar, la administración del presidente Donald Trump —a través del Departamento de Estado— respalda el mensaje enviado a Tegucigalpa: las elecciones deben realizarse sin intimidación, sin colectivos, sin actas robadas y sin interferencia extranjera.
“El 30 Honduras no votará por un hombre, votará por un futuro”, dijo Salazar, subrayando que más de un millón de hondureños en Estados Unidos siguen expectantes el proceso electoral.
El demócrata Joaquín Castro, por su parte, lamentó el deterioro institucional del país. “Muchos vieron en el ascenso de Xiomara Castro una voz de cambio, pero la realidad ha sido distinta: ha ampliado el control del gobierno”, señaló. Castro expresó profunda preocupación por la pérdida de confianza en el Consejo Nacional Electoral (CNE): “Cuando la fe del pueblo en sus instituciones está por el suelo, cualquier resultado corre el riesgo de ser desconocido”.
Durante la audiencia titulada “Democracia en peligro: la lucha por elecciones libres en Honduras”, expertos y exfuncionarios estadounidenses describieron un panorama de creciente polarización, tensiones políticas y riesgos vinculados al crimen organizado.
Deborah Ullmer, directora regional del Instituto Nacional Demócrata (NDI), afirmó que la estabilidad de Honduras impacta directamente la seguridad de Estados Unidos. “Miles de familias en ambos países están conectadas por los resultados de lo que aquí ocurra”, recalcó.
El exembajador de EE. UU. ante la OEA, Carlos Trujillo, cuestionó la conducción del Congreso Nacional bajo el presidente Luis Redondo, criticando la falta de sesiones ordinarias pese a que el 78 % de los diputados las exigen.
Mientras tanto, Enrique Roig, vicepresidente de Human Rights First, advirtió que el país enfrenta el ciclo electoral “en medio de una polarización profunda, manipulación política y una creciente infiltración del crimen organizado”.

El senador estatal Randy Fine añadió preocupaciones geopolíticas y de seguridad, mencionando denuncias sobre el uso del espacio aéreo hondureño por parte del régimen venezolano para actividades de narcotráfico. También alertó sobre una creciente influencia de China en el hemisferio.
La sesión, que se prolongó por más de dos horas, contó con la asistencia de diputados hondureños, representantes de sociedad civil, empresarios y el presidenciable liberal Salvador Nasralla, quien al finalizar la audiencia declaró que “Estados Unidos ya entendió que el partido Libre no quiere democracia” y pidió atención especial sobre el rol militar durante los comicios.
Nasralla coincidió con el llamado de los congresistas: “Las Fuerzas Armadas no deben tocar ningún documento electoral, solo deben ser custodios”.
Antes de concluir, Salazar miró directamente a la delegación hondureña presente en la sala y reiteró: “Las Fuerzas Armadas deben decidir de qué lado de la historia quieren estar. Su deber es proteger la democracia, no manipularla”.
Y lanzó la frase que marcaría el tono final de la audiencia:
“El 30 se decidirá si Honduras sigue siendo una nación libre o cae en las garras del comunismo.”

