Construyendo castillos en el aire mientras la salud se desmorona

Opiniones

¡Atención, estimados vecinos del Valle del Aguán! Preparen sus mejores galas, porque la alfombra roja se despliega para inaugurar… ¡otro hospital! Sí, han leído bien. La presidenta Xiomara Castro ha anunciado con bombos y platillos la construcción de un nuevo centro hospitalario en Tocoa, con una inversión estimada de $47.6 millones.

Ahora bien, antes de que salten de alegría y organicen desfiles en honor a tan magna obra, hagamos un breve recorrido por la realidad sanitaria de nuestra querida región:

Hospital San Isidro de Tocoa: Un establecimiento que, aunque cuenta con infraestructura, sufre de una crónica escasez de médicos y medicamentos. Los pacientes, en su mayoría, son remitidos a San Pedro Sula o Tegucigalpa en busca de atención especializada.​

Hospitales de Trujillo y Olanchito: Dos centros hospitalarios que, en teoría, deberían atender a la población local. Sin embargo, la falta de insumos básicos, equipos médicos y especialistas los convierte en meros edificios vacíos de soluciones.​

Pero no se preocupen, porque la solución es evidente: ¡construyamos más hospitales! Total, ¿qué importa que los médicos contratados no reciban sus salarios a tiempo o que los pocos que hay estén al borde del colapso por la sobrecarga laboral? Detalles insignificantes, sin duda.

Es fascinante cómo nuestras autoridades parecen creer que la salud pública mejora con más cemento y menos sentido común. ¿Para qué invertir en fortalecer y equipar los hospitales existentes cuando podemos tener edificios nuevos que compartirán las mismas carencias?

Mientras tanto, los vecinos del Valle del Aguán seguirán peregrinando por carreteras en mal estado hacia otras ciudades, en busca de la atención médica que su propio municipio les niega. Pero, al menos, podrán contemplar con orgullo las modernas fachadas de los nuevos hospitales vacíos.

En fin, celebremos la visión de futuro de nuestros líderes, que parecen más interesados en cortar cintas inaugurales que en garantizar una atención médica digna y eficiente.

Porque, al final del día, lo que realmente importa es la foto para la posteridad, ¿verdad?