Honduras ha inventado una nueva forma de emprendimiento social: consiste en entregar cheques con fondos públicos a estructuras del Partido Libre, disfrazarlos de ayuda social y justificarlos con el verbo favorito del oficialismo: “emprender”.

El reciente escándalo protagonizado por la diputada Isis Cuéllar y el ministro de Sedesol, José Carlos Cardona, ha dejado boquiabierta a una ciudadanía que ya había perdido la capacidad de asombro.
En un video que más parece una clase práctica de “Cómo financiar campañas políticas con dinero del pueblo”, la congresista explica sin titubeos cómo se entregaron cheques de 100 mil lempiras, que luego fueron canjeados por kits de campaña que incluyen desde carpas hasta camisetas. Todo muy patriótico, por supuesto.
La diputada, con la tranquilidad de quien ha confundido la Secretaría de Desarrollo Social con el comité de finanzas del partido, detalla que cada kit cuesta unos 125 mil lempiras y que fueron distribuidos a 15 estructuras del partido en Copán. El kit no incluye ética ni transparencia, pero sí sonido, banderas y tazas. Eso sí: el “emprendimiento” es con ideología.
Por su parte, el ministro Cardona, en vez de indignarse, le responde con tono de compinche: “Yo te iba a contar… hay una candidata estúpida que habló pestes de vos”.
Al parecer, la mayor preocupación del alto funcionario no es el posible delito, sino que alguien se atrevió a quejarse de la repartición del pastel.
Cardona intenta justificar el desvío de fondos con una defensa digna del club de los impunes: “Esto se hizo con total transparencia”, dijo, sin que se le moviera un solo pelo. “Fue para emprendimientos”, remató, como si vender camisetas de Libre a cuenta del pueblo fuera la nueva política de inclusión social.
Pero no todos en el partido oficialista están cómodos. La gobernadora de Copán, Elvia Argentina Valle, quien quizá no recibió su respectivo kit de campaña, alzó la voz para advertir que “no es correcto” y que el Ministerio Público debe investigar.
Ella misma admite que exigió explicaciones al ver la lista de cheques. Parece que a algunos sí les enseñaron en la escuela que los fondos públicos no se usan para repartir banderas.
El video que incomodó al partido “diferente”
La socióloga Julieta Castellanos no se guardó nada: “Ese video es demoledor. Libre se parece más a los partidos que tanto criticó. No son los primeros ni serán los últimos, pero ya perdieron el derecho a llamarse diferentes”. Duro, pero justo.
Castellanos también hace una lectura aguda: si en Copán —una de las zonas menos influyentes electoralmente— se mueven millones para estructuras políticas, ¿qué ocurre en Cortés o Francisco Morazán? ¿Cuántos cheques de “emprendimiento” se están cocinando en silencio?
El fiscal de UFERCO, Luis Javier Santos, dice estar listo para investigar “si se nos asigna el caso”. Y mientras la pelota rebota en los pasillos del Ministerio Público, el país sigue viendo cómo las prácticas que antes llenaban plazas de indignación hoy se justifican con excusas más flojas que una carpa de mitin político.
Carlos Hernández, de la ASJ, no se anduvo con rodeos: “Los organismos multilaterales hacen desembolsos en época electoral sabiendo que se van a usar para proselitismo.
Hay que pedirles cuentas también a ellos”. Y razón no le falta: mientras el BID y el FMI siguen firmando cheques, aquí se reparten como pan caliente entre los amigos del poder.
Fatima Mena, diputada del PSH, ha pedido que se intervenga Sedesol. Y tiene razón: ese ministerio parece más una agencia publicitaria que una institución de desarrollo.
Mientras los adultos mayores y las comunidades rurales esperan asistencia, los fondos terminan en camisetas, tazas y banderolas.
En resumen, el nuevo emprendimiento político de Honduras es tan exitoso que hasta podría exportarse: tomar dinero público, disfrazarlo de ayuda social y usarlo para conquistar votos. Todo con sonrisa, chequera y cero consecuencias.
Porque aquí lo único que se institucionalizó fue el “blanqueo con banderas”.