Coyoles Central fue el pulmón obrero durante el mejor apogeo de las transaccionales bananeras. Las fincas trajeron de todas partes de Honduras a miles de hombres hacia el valle del Aguán, cuando la United Fruit Company era dueña de toda la margen derecha, Igual con la Standard Fruit Company, que a mediado de los años 30 empezó su expansión en la rivera izquierda del extenso Aguán o Romano.
Coyoles Central, era el corazón de las operaciones bananeras, el tren movía su economía, los trabajadores hacían ver concurrida esta sede.
Ejecutivos, obreros; comerciantes, vendedores y viajeros hacían que Coyoles Central fuera un lugar de constante tránsito.
Eran los tiempos en que los barracones de madera dominaban la zona, y así se convirtieron en un estilo de vida que identificaron la vida campeña.
Hoy este poblado, mantiene vivo ese recuerdo ya sin el tren y aquel apogeo. La yarda es uno de los sitios exclusivos que hace que Coyoles Central, siga presumiendo ese legado, heredado por las transnacionales bananeras.
A tan sólo 13 kilómetros al oeste de la ciudad de Olanchito, se encuentra esta comunidad que todavía cuenta el pasado del tren y la fuerza laboral que la posicionó en el radar de las convesiones bananeras.
Corteros, cargadores, enfermeras, médicos; Los cuzucos – personal que daba mantenimiento a las lineas del tren- atestaban la estación del ferrocarril.
Era Coyoles Central, cuya fuerza laboral foránea se concentró en sus tierras, y así la hospitalidad y amabilidad, y el amor al trabajo de los propios se combinaron para hacer productivas las tierras del oro verde.