En la continuación del séptimo día del juicio por narcotráfico en Nueva York, Devis Rivera Maradiaga, exlíder del Cártel de los Cachiros, enfrentó el contrainterrogatorio de la defensa del expresidente Juan Orlando Hernández. Rivera Maradiaga declaró que no posee pruebas concretas del presunto soborno al exgobernante hondureño.
Durante el contrainterrogatorio, Rivera Maradiaga reafirmó que tiene un acuerdo de cooperación y reveló detalles sobre una reunión en un hotel con Tony Hernández y Óscar Ramírez, abogado personal del exdiputado. En dicha reunión, Tony Hernández habría mencionado la aceleración del pago del dinero del gobierno de Honduras a la empresa INRIMAR.
Sin embargo, cuando se le preguntó si tenía documentación que implicara directamente a Juan Orlando Hernández en el soborno, Rivera Maradiaga respondió negativamente. Igualmente, ante la pregunta sobre alguna prueba que vinculara el dinero de los Valle Valle con el acusado, su respuesta fue la misma: no tenía evidencia concreta.
Rivera Maradiaga argumentó que la única evidencia entre los narcotraficantes era la palabra de un narcotraficante. Afirmó que el exmandatario hondureño había aceptado sobornos de los Cachiros y que incluso ya había sobornado a Hilda Hernández. Según sus declaraciones, en sus 13 años dedicados al narcotráfico, ganó 55 millones de dólares, pero muchas de sus propiedades fueron incautadas por el gobierno.
Además, mencionó que el dinero se destinó a sobornos para expresidentes, la compra de vehículos y oro. Confirmó que el gobierno de Estados Unidos estaba al tanto de los depósitos bancarios del dinero. También admitió que nunca informó a Tony Hernández sobre el complot planeado por el clan Valle Valle para asesinar a su hermano.
Sobre la muerte del periodista Aníbal Barrow, Rivera Maradiaga confirmó que se ordenó su asesinato debido a sus críticas hacia Los Cachiros. También se refirió al crimen de su cuñada, alegando que había robado cocaína y ordenado la muerte de alguien más. Además, detalló su participación en el ataque a una persona llamada Santos Blandin, a quien consideraba un enemigo de la organización.
Finalmente, ratificó que comenzó a colaborar con la DEA en octubre de 2013 y proporcionó su ayuda a través de videos.