Olanchito, Yoro — Con dos bolsas plásticas con algo de ropa y una historia grande sobre los hombros, dos niños originarios de la aldea de Tamagas, municipio de Esquipulas del Norte, Olancho, caminaron por las calles de Olanchito buscando algo más que comida o abrigo: buscaban seguridad, cariño… y un respiro de la violencia que decían sufrir a diario.

El caso, que ha conmocionado a los vecinos y a las autoridades locales, fue atendido de inmediato por la Oficina Municipal de la Mujer, Niñez y Adolescencia de la Alcaldía de Olanchito, en coordinación con el juez municipal y la Policía Nacional.
Los menores, que llegaron sin ningún acompañante adulto, aseguraron haber salido de su aldea alrededor de las 4:00 de la madrugada y haber llegado a Olanchito pidiendo “jalón” con desconocidos.
De acuerdo con lo relatado por los propios niños, sus padres habrían fallecido hace algún tiempo y desde entonces vivían con una persona que no conocían, la cual —según afirmaron— les propinaba maltrato físico y psicológico.

Los hermanitos caminaron por varias calles del municipio pidiendo apoyo hasta ser ubicados por empleados municipales, quienes los entrevistaron y alertaron a las autoridades competentes.
Ante la gravedad del caso, los niños fueron remitidos a la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) en la ciudad de Tocoa, donde se iniciará una investigación formal sobre su situación y las condiciones en las que vivían.
Este hecho vuelve a poner sobre la mesa la dramática realidad que enfrentan muchos menores en zonas rurales del país, donde la pobreza, el abandono y la violencia doméstica empujan a niños a huir, exponiéndose a todo tipo de peligros en el camino.
Este caso refleja una problemática más amplia y preocupante en el país. Según datos de la organización World Vision Honduras, entre 2016 y 2020, se registró un promedio diario de 4.6 denuncias de violencia sexual contra menores, es decir, aproximadamente un niño o niña cada seis horas denunció ser víctima de este tipo de abuso.

Estos datos evidencian una crisis profunda en la protección de la infancia en Honduras, donde la violencia, el abuso y la negligencia son realidades cotidianas para muchos menores.