Las elecciones primarias en Olanchito han dejado un panorama político que no puede pasar desapercibido. Con 11,035 votos, el Partido Nacional no solo se consolidó como la fuerza política dominante en la ciudad, sino que su candidato, Juan Carlos Molina, casi duplicó la votación obtenida por el Partido Libre (8,993 votos) y triplicó la del Partido Liberal (3,332 votos).
Más allá de los números, este resultado envía un mensaje claro: la estructura, organización y movilización fueron claves en este proceso.
Mientras algunos partidos enfrentaron divisiones internas y falta de liderazgo fuerte, el Partido Nacional demostró que su maquinaria política sigue funcionando con eficacia. La pregunta que surge es: ¿se traducirá este éxito en una victoria en noviembre?
El reto ahora es otro. Si bien Molina se perfila como el favorito, no puede subestimar la capacidad de reacción de sus adversarios ni la alta tasa de abstencionismo que caracterizó estos comicios.
La oposición, por su parte, tiene el desafío de reorganizarse, definir estrategias claras y ofrecer una propuesta que realmente conecte con el electorado.
Las primarias fueron solo el primer round. La verdadera contienda comienza ahora, y el resultado final dependerá de quién logre convencer a esa masa de votantes que aún no ha tomado una decisión.
En política, nada está escrito hasta el último voto contado.