El velero que nació en las alturas: Rosalinda ya navega en Pacifico

Cultura

Hay historias que no necesitan océanos para comenzar a navegar. La del Rosalinda empezó en las colonias de Tegucigalpa, donde el mar es apenas un recuerdo contado por otros.

Allí, en la colonia El Reparto por Arriba, a más de 800 metros sobre el nivel del mar, un hondureño llamado Marlon Martínez decidió que su sueño no podía seguir esperando.

Con martillo en mano y esperanza en el pecho, comenzó en octubre de 2023 la construcción de un velero de madera… en la capital.

No era cualquier velero. Era el Rosalinda, bautizado así en honor a su esposa, compañera de travesías, inspiración de cada clavo puesto y vela tensada. En un barrio donde nunca se ha visto un muelle ni se escuchara jamad el oleaje, Marlon moldeó durante meses su tributo de amor y persistencia, mientras muchos lo miraban con asombro y otros con incredulidad.

Este 25 de abril, ese sueño tocó agua por primera vez. Con la ayuda de la Fuerza Naval, el Rosalinda fue trasladado a Coyolito, en el sur de Honduras, y desde allí zarpó finalmente al Golfo de Fonseca.

El primer barco capitalino —hecho entre cerro y cielo— al fin encontró su horizonte.

La imagen del velero flotando en aguas del Pacifico se siente como una victoria íntima, pero compartida: la de todos los que alguna vez construyeron mar en medio del asfalto.

Hoy, el Rosalinda ya no es solo un barco; es una carta de amor hecha madera, una lección de fe, y un recuerdo vivo de que los sueños —aunque nazcan lejos del mar— saben llegar al puerto si se construyen con el corazón.