Yoro, Yoro. La tan esperada visita de la presidenta Xiomara Castro Sarmiento a la ciudad de Yoro este jueves 26 de marzo dejó más desencanto que esperanza entre los emprendedores locales, quienes esperaban un acercamiento real y palabras de apoyo por parte de la mandataria.
Castro llegó al municipio para inaugurar el Centro Comunitario de Innovación (CDI), un proyecto que promete impulsar el talento y la economía local, pero su participación se limitó al corte simbólico de la cinta, sin interactuar con los emprendedores que se encontraban en el lugar, muchos de ellos con sus productos listos para mostrar y compartir sus historias de esfuerzo.
El gesto fue visto por los presentes como un desinterés evidente hacia el verdadero motor del desarrollo económico en Yoro: la gente. “Esperábamos al menos una palabra, una visita a nuestros stands, algo de atención… pero no pasó”, comentó uno de los pequeños empresarios visiblemente desilusionado.
La escena contrastó fuertemente con el propósito del CDI, que busca ser un espacio de innovación, diálogo y fortalecimiento de los sectores productivos locales, pero cuyo arranque fue empañado por lo que muchos calificaron como una oportunidad desaprovechada por la presidenta para conectarse con quienes realmente sostienen la economía desde abajo.
Para algunos, el evento se convirtió en un acto meramente simbólico, carente de contenido humano y compromiso directo. “Nos sentimos como parte del decorado”, señaló una emprendedora que había viajado desde una comunidad cercana con sus productos artesanales.
En un país donde los discursos sobre apoyo a las MIPYMES abundan, los emprendedores de Yoro se retiraron del evento sin una sola palabra presidencial, sin un gesto de escucha, y con un sabor amargo de promesas vacías.
La crítica no es al CDI en sí, sino a la falta de cercanía de una mandataria que ha hablado en nombre del pueblo, pero que en esta ocasión no lo miró a los ojos.
Para quienes trabajan día a día para sostener sus negocios con esfuerzo, el emprendimiento no necesita solo estructuras, sino también presencia, escucha y respaldo real. Esta vez, la presidenta Castro se fue sin dejar eso.
