Olanchito, Yoro – Este lunes amanecieron cerradas las oficinas de la empresa de transporte interurbano EMTRAIOL en la ciudad de Olanchito, Yoro, luego que sus propietarios tomaran la drástica decisión de suspender indefinidamente las operaciones hacia San Pedro Sula, debido al alto costo de extorsión que enfrentan.

Según confirmaron los dueños de la empresa, actualmente están siendo víctimas de nueve estructuras criminales diferentes, que operan desde puntos como La Ceiba y San Pedro Sula, a quienes se ven obligados a pagar una cifra mensual que asciende hasta los 250 mil lempiras solo para poder seguir operando con normalidad.
El cierre tomó por sorpresa a decenas de pasajeros que, como cada madrugada, se presentaron a las instalaciones ubicadas en Olanchito con destino a la zona norte del país. Sin embargo, se encontraron con las puertas cerradas y un letrero que anunciaba el cierre indefinido de las oficinas.
“Esto es insostenible. No podemos seguir trabajando solo para pagar extorsiones. Hemos acudido a las autoridades en varias ocasiones, pero no hay respuesta concreta”, expresó uno de los administradores, que por razones de seguridad pidió no revelar su nombre.
La situación ha encendido las alarmas en el rubro del transporte, ya que EMTRAIOL es una de las principales empresas que brinda servicio directo desde Olanchito a San Pedro Sula, y su cierre deja sin opciones de traslado inmediato a muchos usuarios que dependen de estas unidades para citas médicas, negocios o trámites personales.
Los propietarios de la empresa exigen una intervención urgente del gobierno central, así como una estrategia real de seguridad para combatir las redes de extorsión que han convertido el transporte en uno de los sectores más golpeados por el crimen organizado en el país.

Mientras tanto, las unidades permanecerán estacionadas y las puertas cerradas “hasta nuevo aviso”.
La medida ha provocado preocupación entre la población, que teme que otras empresas también tomen decisiones similares ante la falta de protección y el constante acoso de estructuras criminales.
“Esto no es vida. No es justo que los empresarios, los conductores y los usuarios estén a merced de estas pandillas”, expresó indignada una usuaria frecuente.