Tocoa, Colón – Esta noche, la ciudad de Tocoa se tiñó de luz y esperanza mientras cientos de personas marchaban en silencio por sus calles, recordando a Juan López, el regidor municipal y ambientalista cuya vida fue arrebatada de manera violenta.
Pero en esta marcha, su presencia se sintió en cada paso, en cada oración, y en cada rostro marcado por el duelo y la esperanza de justicia.
La caminata inició en la Plaza Carlos Escaleras, un lugar simbólico para muchos, donde alguna vez Juan defendió con pasión la naturaleza y los derechos de su pueblo.
La multitud avanzaba por la Calle del Comercio, mientras los feligreses, amigos y compañeros de lucha de Juan hacían estaciones en cada cuadra, rezando y leyendo la palabra de Dios.
En medio de las oraciones, algunos susurraban su nombre, como si esperaran que, de alguna forma, él los estuviera escuchando.
Al llegar a la iglesia católica, el obispo Jenry Ruiz oficiaba una misa en su honor. En sus palabras, no sólo hablaba del descanso eterno de Juan, sino del deber moral que quedaba en los hombros de aquellos que seguían vivos.
“La muerte de Juan López no es solo una pérdida para la Iglesia, sino para todos los que vivimos aquí y para las futuras generaciones”, dijo el obispo, mientras los asistentes asentían en silencio, conscientes de la verdad en sus palabras.
Durante la homilía, el obispo Ruiz también relató un momento crucial: su reciente audiencia con el Papa Francisco. En ese encuentro, mostró al Santo Padre una imagen de Juan López. El Papa, profundamente conmovido, preguntó por su historia, reconociendo en él a un líder que dio su vida por una causa justa.
“El Santo Padre me dijo: ‘Despierta el espíritu de quienes lo conocieron, no dejes que su lucha muera con él’”, compartió el obispo, y un murmullo de esperanza recorrió la iglesia.
Al finalizar la misa, las calles que habían sido testigo del recorrido de la marcha estaban llenas de pancartas y mantas que exigían justicia. Consignas que no solo recordaban a Juan, sino que señalaban a los responsables de su muerte. El eco de las voces resonaron en las paredes, un recordatorio para las autoridades de que la justicia no puede seguir siendo postergada.
En Tocoa, esta noche, el alma de Juan López no descansó en silencio. Al contrario, su legado cobró vida a través de aquellos que caminaban por él, y las palabras del obispo retumbaban en el aire: “No es solo por Juan, es por todos nosotros, por nuestros hijos, por nuestra tierra”.