Olancho – El Gobierno de la República ordenó el desalojo de familias enteras en la Sierra de Agalta como parte de su política de cero deforestación. En esta acción, hondureños con sacos en mano fueron despojados de lo único que tenían y enviados a la suerte fuera de sus propiedades. Comunidades enteras hoy se enfrenta a un futuro incierto.
La Sierra de Agalta, ubicada en el departamento de Olancho, alberga el Parque Nacional del mismo nombre, una zona protegida que se ha visto amenazada por la deforestación. Sin embargo, las familias desalojadas, quienes dependían de cultivos de frijoles y café para subsistir, no recibieron ningún preaviso ni oportunidad para sacar sus pertenencias antes de que sus viviendas fueran dinamitadas por las Fuerzas Armadas.
“Nos están tratando como delincuentes, nos dijeron que qué hacemos en tierras que no son nuestras”, expresó uno de los desalojados, mientras arreaba un caballo con lo poco que logró rescatar junto a su familia. Otros vecinos compartieron historias similares, destacando la destrucción total de sus hogares y cultivos.
Desde Gualaco, Catacamas, Santa María del Real hasta Culmí, estas familias ahora deambulan con sus pocas pertenencias, sin un lugar a donde ir ni saber cómo sobrevivir. La orden de expropiación de la presidenta, ejecutada sin previo aviso ni alternativas, ha dejado a estas personas en una situación de extrema vulnerabilidad, sin apoyo de derechos humanos ni intervención política en su defensa.