En medio de la polémica generada por la captura del general en retiro Romeo Vásquez Velásquez, el presidenciable liberal Jorge Cálix ha alzado la voz con una advertencia clara: la justicia en Honduras debe ser pareja y no una herramienta de persecución política.
La detención de Vásquez, acusado por el homicidio de Isis Obed Murillo durante las protestas de 2009, ha puesto en debate la imparcialidad del sistema judicial hondureño.
Cálix, quien en el pasado fue parte de la resistencia del Partido Libre, dejó en claro que no defiende a Vásquez, pero cuestiona por qué las instituciones actúan de manera selectiva.
“Quiero que los responsables paguen, pero que se compruebe que son culpables, no que esto se use para iniciar persecuciones políticas”, expresó.
El presidenciable criticó que en casos donde existen pruebas contundentes, como videos de reuniones entre narcotraficantes y funcionarios, el Ministerio Público no ha tomado acciones. En particular, apuntó al cuñado de la presidenta Xiomara Castro, Carlos Zelaya, señalando que existe un video donde se le ve repartiendo grandes sumas de dinero con narcotraficantes. “¿Por qué no actúan contra él?”, cuestionó Cálix.
Además, el líder liberal recordó que el expediente de Medicina Forense del caso Murillo está perdido, lo que genera dudas sobre las pruebas que ahora asegura tener el MP. Su preocupación radica en que este tipo de acciones puedan extenderse a candidatos de otros partidos, como el Partido Nacional y eventualmente al Partido Liberal.
“Cuando la justicia es imparcial, no hay problema. Pero cuando unos están sometidos a la ley y otros están por encima de ella, es cuando la cosa no está bien”, apuntó Cálix, reiterando la necesidad de un sistema judicial que no esté influenciado por intereses políticos.
El presidenciable también ironizó sobre los gastos médicos de Carlos Zelaya en el extranjero, insinuando que estos podrían estar financiados con dinero obtenido de “la mitad para el comandante”, una referencia a los supuestos vínculos con el narcotráfico.
Con sus declaraciones, Jorge Cálix pone sobre la mesa un debate crucial: ¿está la justicia hondureña siendo utilizada como un arma política?.