La magia de la Navidad volvió a iluminar los rostros de cientos de niños y niñas de Olanchito, gracias a la incansable labor de Josué Sánchez y su fundación Josué Guardado. Por más de dos décadas, este hijo de Olanchito, ahora residente en Estados Unidos, ha llevado alegría y esperanza a los hogares más necesitados, reafirmando su compromiso con la sociedad que lo vio crecer.
Este año, la entrega de juguetes estuvo cargada de un significado especial. Josué dedicó este gesto solidario a la memoria de Lucía Cruz, una voluntaria de la fundación que recientemente partió y cuya entrega y dedicación fueron fundamentales para hacer posible esta tradición en años anteriores.
“Lucía fue un pilar para nosotros. Su amor por los niños y su espíritu de servicio nos inspiran a seguir adelante”, expresó Josué con la voz entrecortada.
La actividad, realizada en barrios como El Mestizal y Dos Caminos, benefició a decenas de familias que recibieron no solo un juguete, sino también un mensaje de esperanza. Entre risas y agradecimientos, los pequeños disfrutaron de un día muy especial.
“Son 21 años que tenemos de venir a Olanchito haciendo lo que más llena mi corazón”, señaló Josué, visiblemente emocionado, al reflexionar sobre el impacto de su labor.
Con el apoyo de un equipo comprometido, logró nuevamente llevar un mensaje de unidad y amor, recordándonos que los lazos que nos unen como comunidad son más fuertes que cualquier distancia.
La fundación Josué Guardado se ha convertido en un símbolo de generosidad para Olanchito, marcando la vida de generaciones de niños y niñas.
En cada juguete entregado hay un pedacito del corazón de Josué y de quienes han sido parte de esta hermosa misión a lo largo de los años.
