Olanchito, Yoro. La reciente adquisición de 260 manzanas de bosque en las microcuencas de Uchapa y Pimienta por parte de la Alcaldía Municipal de Olanchito, marca un punto de inflexión en la historia ambiental de la ciudad.

No se trata solo de un logro administrativo, sino de un paso firme hacia la preservación de las fuentes de agua que abastecen a mas de 14 mil abonados en la ciudad.
Para entender la magnitud de esta decisión, consultamos a Juan Ramon Ramos, ecologista y miembro del CDM Consejo de Desarrollo Ambiental, quien explicó:
“La compra de estas microcuencas es como sembrar agua en el presente para cosecharla en el futuro. Cada hectárea recuperada significa más árboles capturando lluvia, más suelo evitando deslaves y, sobre todo, más seguridad hídrica para la población. No es un gasto: es la mejor inversión que Olanchito puede hacer para garantizar su supervivencia.”
Por su parte, el biólogo Gabino Morales, especialista en restauración forestal, añadió que los cambios no serán inmediatos, pero sí duraderos:
“Para ver una transformación visible en los bosques, necesitamos entre 10 y 15 años de protección continua. Los árboles jóvenes deben crecer, consolidar raíces y recuperar la biodiversidad. Pero desde el primer año, ya se perciben beneficios: mayor infiltración de agua al subsuelo, reducción de la erosión y estabilidad en las nacientes. La paciencia es clave, porque lo que se está construyendo es un legado para varias generaciones.”

El reto no se limita a la compra de tierras. Según especialistas, el verdadero desafío es el manejo sostenible de las microcuencas: control de tala ilegal, programas de reforestación, vigilancia comunitaria y educación ambiental en escuelas y barrios.
El ingeniero forestal Samuel Nuñez, consultado por El Comejamo, fue enfático:
“El recurso hídrico de Olanchito depende directamente de estas microcuencas. Si se protegen, la ciudad tendrá agua limpia y suficiente en los próximos 50 años. Pero si se descuidan, el futuro será de escasez, racionamientos y conflictos sociales. Por eso es vital que la población entienda que la tasa ambiental que paga cada familia no es un impuesto más, es un seguro de vida para garantizar agua a sus hijos y nietos.”
La compra de Uchapa y Pimienta coloca a Olanchito en la ruta de convertirse en referente nacional de ciudad sostenible.
Pocas municipalidades en Honduras han tomado decisiones de este calibre, que priorizan el bienestar común sobre el beneficio inmediato.
El alcalde Juan Carlos Molina lo expresó durante la firma del convenio:
“Hoy dimos un gran paso, pero nuestra meta es llegar al 100% de las microcuencas. Con ellas protegidas, no solo preservamos la flora y fauna, sino que aseguramos la vida misma de Olanchito.”
La adquisición de las microcuencas no es una noticia más: es una invitación a la
reflexión. El agua que corre por las tuberias de cada hogar de olanchito nace en esos bosques que hoy se empiezan a proteger. El esfuerzo requiere constancia, recursos y sobre todo compromiso ciudadano.
Cada pago de la tasa ambiental es una gota que alimenta el caudal del futuro. Y aunque los resultados más visibles tarden una década en llegar, los expertos coinciden: sin esta inversión, Olanchito estaría condenado a la sed. Con ella, tiene la oportunidad de florecer.