La tragedia silenciosa de los bosques de Jocón: un municipio que pierde su pulmón verde

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Jocón, Yoro – En medio del cantar de los pájaros que aún resisten en los pocos árboles que quedan en pie, el rugido de las rastras cargadas de madera se ha convertido en el nuevo sonido habitual en las carreteras de Jocón.

A diario, hasta 15 camiones pesados atraviesan el municipio, llevando consigo cientos de pinos talados hacia los aserraderos. Lo que antes era un paisaje verde y frondoso, hoy muestra claros en los bosques y un futuro incierto para sus habitantes.

La escena es desoladora. En un tramo de menos de 200 metros, 15 rastras aguardaban su turno para avanzar, todas cargadas con un promedio de 500 pinos cada una. Es una rutina diaria, según los pobladores, quienes observan con impotencia cómo se desvanecen los bosques que alguna vez fueron el orgullo del municipio.

Carlos George, un residente local, lo describe con tristeza mientras acomoda un saco en su espalda: “La imagen es a diario. Por aquí salen todos los días estas rastras llenas de madera. Nos estamos quedando sin los bosques, y no sabemos hasta cuándo aguantará la tierra sin ellos.”

La tala indiscriminada es evidente, pero el negocio de la madera parece imparable. Lo que representa ingresos millonarios para algunos, significa una pérdida invaluable para el pueblo y el medio ambiente. Jocón, conocido como una zona forestal, corre el riesgo de que ese título quede solo en los libros de historia.

Los habitantes temen que, de continuar a este ritmo, las futuras generaciones solo conocerán los bosques de Jocón a través de fotografías antiguas y relatos nostálgicos.

Carretera entre Jocón y Yoro, víctima del peso de las rastras madereras

Jocón, Yoro – La ruta que conecta los municipios de Jocón y Yoro, vital para la movilización de personas y mercancías, se ha convertido en una verdadera odisea para los conductores debido al deterioro constante provocado por las rastras cargadas de madera.

El mal estado de la carretera central, agravado por el peso excesivo de estos vehículos pesados, ha dejado a varias comunidades prácticamente incomunicadas.

No es raro que autobuses y automóviles particulares queden varados por horas, incluso días, cuando alguna rastra sufre daños en medio de la vía, bloqueando completamente el paso. Los transportistas locales, principales afectados por esta situación, expresan su frustración ante la falta de medidas para apalear el impacto de la actividad maderera.

“Ellos se benefician de esta carretera y no hacen nada por repararla. Deberían de andar un tractor para arreglar lo que dañan, pero solo la destruyen,” comentó un transportista, quien prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias.

En tiempo de lluvia, la situación empeora. El peso de las rastras provoca hundimientos y deslaves que vuelven aún más frágil la deteriorada vía. Los conductores aseguran que los daños son visibles a simple vista y se acumulan sin que las autoridades intervengan para buscar soluciones.

La falta de mantenimiento y el uso constante de esta carretera por parte de los madereros pone en riesgo no solo el tránsito, sino también la seguridad de las personas que dependen de esta ruta. Mientras las rastras continúan sacando madera del municipio, los habitantes de Jocón y Yoro siguen esperando que alguien atienda la problemática antes de que la carretera se vuelva completamente intransitable.