La triste historia de la sanguijuela de los pantanos políticos

Opiniones

Yo lo vi. Nadie me lo contó. Desde un rincón escondido del pantano, donde el lodo huele a mentira y la corrupción florece como lirios podridos, vi cómo aquella sanguijuela se arrastraba.

Era una criatura miserable, de cuerpo viscoso y mirada vacía, que había olvidado hace mucho el brillo de los principios y el respeto propio.

Se deslizaba entre los matorrales oscuros de la política, siempre buscando un nuevo cuerpo al cual aferrarse, un nuevo contrato de chapia del cual chupar aunque fuera una sola gota de sangre.

No importaba si para ello tenía que traicionar, robar o humillar: para ella, sobrevivir era morder primero y lamer después.

La vil sanguijuela no conocía límites. A quien se interpusiera en su camino, lo atacaba con la peor de sus armas: la calumnia.

Inventaba cuentos de brujas, fabricaba trampas de lodo, y se vestía de respetabilidad ante los ciegos que no querían ver su verdadera forma.

Así creía ascender en su mundillo de podredumbre, donde aplaudirse unos a otros era la única medalla de honor que conocían.

Pero un día, la criatura cometió el peor de los errores: mordió al ser equivocado. No era uno de esos cadáveres flotantes que abundaban en el pantano, no; era alguien vivo, digno, y demasiado fuerte para ser derribado con mentiras de baja estofa.

La sanguijuela intentó lo de siempre: difamar, mentir, ensuciar… pero esta vez, el pantano entero se volvió contra ella.

Sus amos, aquellos que alguna vez la acariciaron en secreto, le soltaron la mano. Nadie movió un dedo para salvarla. Encerrada en el más oscuro de los calabozos, sin más compañía que su propia miseria, la sanguijuela rogaba, lloraba, se arrastraba como siempre lo hizo, pero esta vez no hubo piedad.

Desde mi escondite, vi cómo el pantano, por primera vez en años, comenzó a limpiar sus aguas.

Moraleja:

“Quien se arrastra para morder, tarde o temprano terminará aplastado bajo el peso de su propia vileza. No hay contrato ni favor que salve a quien hace de la traición su modo de vida.”