El panorama político hondureño entra en una nueva fase de tensión a menos de un mes de las elecciones generales. Este viernes, la candidata presidencial del Partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, anunció una movilización masiva y permanente hacia Tegucigalpa a partir del 9 de noviembre, en lo que describió como una “protesta sin retorno” hasta que —según dijo— existan “garantías de elecciones libres, limpias y transparentes”.

La decisión fue comunicada tras una reunión de la coordinación nacional de Libre, en la que participaron altos dirigentes del partido y representantes de sus colectivos. En un discurso transmitido en vivo, Moncada declaró:
“Convocamos al pueblo de los 18 departamentos del país a instalarnos sin retorno en la capital hasta que se garantice la transparencia electoral”.
El anuncio ocurre en medio de una crisis institucional creciente dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE), tras la divulgación de 26 audios que supuestamente revelan conversaciones entre la consejera Cossette López, el diputado nacionalista Tomás Zambrano y un miembro de las Fuerzas Armadas, en los que se discutiría —según Libre— un plan para manipular los resultados de los comicios.
La controversia de los audios y las dudas sobre su autenticidad
Rixi Moncada aseguró que los audios fueron sometidos a una pericia criminalística independiente antes de ser presentados al Ministerio Público por el consejero Marlon Ochoa, también afín al oficialismo. Según Moncada, un experto verificó la “integridad y autenticidad de los archivos”, descartando cualquier manipulación digital o uso de inteligencia artificial.
Sin embargo, la candidata no precisó si esa verificación se realizó antes o después de que los audios fueran entregados a las autoridades. Los partidos de oposición, así como analistas independientes, han cuestionado la validez de las grabaciones y acusado a Libre de utilizar el caso con fines políticos para desacreditar a otros actores del proceso electoral.

Un discurso cargado de acusaciones
Durante su comparecencia, Moncada acusó directamente a la oposición —en particular al Partido Nacional y al Partido Liberal— de urdir una supuesta conspiración para “robarse las elecciones”.
“Los audios develan la trama del bipartidismo político, su plan para boicotear el transporte y manipular el sistema de transmisión de resultados”, declaró.
La presidenciable también exigió a los medios de comunicación y periodistas “dejar de mentir” y debatir “objetivamente” sobre lo que calificó como una “crisis provocada por la evidencia criminal más grave de la historia electoral del país”.
Movilización nacional y advertencias de caos
La convocatoria a Tegucigalpa incluye la movilización de colectivos y simpatizantes de Libre desde los 18 departamentos del país, mediante caravanas y transporte organizado por estructuras locales del partido.
Dirigentes regionales han confirmado que se prevé la llegada de miles de personas a la capital hondureña para instalar campamentos permanentes.
El llamado a protestas “sin retorno” ha despertado preocupación en sectores empresariales, sociales y de derechos humanos, que temen que las manifestaciones puedan derivar en bloqueos, enfrentamientos o actos de violencia política.
Organismos internacionales también han instado a mantener la calma y garantizar el respeto al proceso electoral.
Un clima político cada vez más tenso
La instalación de la Comisión Permanente en el Congreso Nacional por parte del presidente Luis Redondo, las denuncias cruzadas entre el CNE y el Ministerio Público, y las movilizaciones convocadas por Libre dibujan un panorama de inestabilidad sin precedentes en el periodo preelectoral reciente.
A pocas semanas de los comicios del 30 de noviembre, Honduras se enfrenta a un escenario polarizado: por un lado, un oficialismo que denuncia conspiraciones y exige transparencia; por otro, una oposición que acusa al gobierno de instrumentalizar las instituciones y provocar el caos para victimizarse políticamente.
En las calles de Tegucigalpa, la tensión comienza a sentirse. Si las movilizaciones se concretan como ha anunciado Rixi Moncada, el país podría entrar en una etapa de confrontación abierta entre el poder político y la ciudadanía, con la estabilidad democrática una vez más en juego.

