La comunidad de Agua Blanca Centro Poblado, ubicada a unos cinco kilómetros del centro de Yoro, fue testigo este domingo de un fenómeno tan enigmático como arraigado en la cultura local: la segunda “lluvia de peces” registrada en lo que va del año.

Tras una intensa tormenta vespertina, los habitantes encontraron numerosos peces esparcidos por el suelo, muchos de ellos aún vivos, en un evento que ha sido parte del folclore yoreño durante más de un siglo.
Según la tradición oral, este fenómeno es considerado una bendición divina atribuida al sacerdote jesuita español Manuel de Jesús Subirana. Se cuenta que, conmovido por la pobreza y el hambre que azotaban la región en el siglo XIX, Subirana oró durante tres días y tres noches pidiendo a Dios alimento para su gente.
Como respuesta, una lluvia de peces cayó del cielo, alimentando a la población necesitada. Desde entonces, este evento ha sido interpretado por muchos como un milagro que se repite anualmente.
Sin embargo, la ciencia ofrece una explicación distinta. Algunos expertos sugieren que trombas marinas o tornados podrían succionar peces de cuerpos de agua cercanos y transportarlos por el aire, liberándolos posteriormente sobre tierra firme.

No obstante, esta teoría enfrenta escepticismo, ya que los peces encontrados son de agua dulce y no se ha identificado un cuerpo de agua cercano que explique su origen.
A pesar de las diversas teorías, el fenómeno sigue siendo un misterio que combina elementos de fe, ciencia y tradición.
Cada año, entre mayo y julio, los habitantes de Yoro esperan con expectativa este evento, que no solo es un símbolo de identidad cultural, sino también una atracción turística que despierta el interés de curiosos y estudiosos por igual.