Más armas, menos medicinas: el gobierno prioriza el gasto militar mientras recorta el presupuesto para medicamentos

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En un giro que contradice sus promesas de campaña y expone las prioridades del actual gobierno, la Secretaría de Finanzas ha confirmado que el presupuesto militar fue ampliado en 808.5 millones de lempiras, mientras que la partida destinada a la compra de medicamentos fue reducida en 555.5 millones de lempiras.

Esta paradoja presupuestaria ocurre cuando restan apenas siete meses para que finalice el mandato de la presidenta Xiomara Castro, quien prometió enfocar su gestión en salud, educación y justicia social.

Según los datos del portal oficial de ejecución presupuestaria (EGA-OpenData), la Secretaría de Defensa Nacional pasó de un presupuesto aprobado de 10,844.8 millones a 11,653.3 millones de lempiras, una variación positiva de 808.5 millones.

De ese monto, la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), comandada por el general Guillermo Augusto Rosales Rubio, absorbe 630.6 millones, especialmente destinados a la adquisición de equipo militar, rubro que pasó de 5 millones a 504 millones de lempiras.

Este aumento presupuestario coincide con la adquisición de dos nuevos helicópteros Airbus H145, programados para ser entregados entre septiembre y noviembre, mientras los hospitales públicos reportan escasez de medicamentos básicos y los pacientes deben costear tratamientos en farmacias privadas, encareciendo aún más su ya precaria atención sanitaria.

En contraste, el presupuesto de la Secretaría de Salud fue reducido en 587 millones de lempiras, de los cuales 555.5 millones corresponden exclusivamente a la partida de medicamentos, que ahora cuenta con apenas 1,729.3 millones frente a los 2,284.8 millones originalmente asignados.

La reducción en salud afecta directamente a más del 60% de la población hondureña que depende de la red pública, en su mayoría en condiciones de pobreza.

Mientras tanto, la Guardia de Honor Presidencial (GHP) también recibió un aumento de 52.5 millones de lempiras, alcanzando un presupuesto vigente de 372.5 millones.

El discurso oficial de un “gobierno del pueblo” choca así con la realidad de los números. Las imágenes de farmacias hospitalarias vacías, las denuncias por desabastecimiento y los pacientes desatendidos pintan un panorama desalentador para un país donde la salud sigue siendo un privilegio y no un derecho.

Hoy, la consigna de campaña “menos armas, más salud y educación” se desvanece ante un presupuesto que prefiere helicópteros sobre medicamentos, botas militares sobre antibióticos, y blindajes sobre vacunas. Mientras las Fuerzas Armadas suman millones, el pueblo suma recetas médicas no surtidas.