Olanchito, el bastión que tambien redefinió el mapa electoral hondureño

Opiniones

Las elecciones del 30 de noviembre dejaron una lección que la política hondureña no puede ignorar: el poder electoral no se improvisa, se construye. En ese escenario, Olanchito no solo votó; ordenó el mapa político y se consolidó como uno de los bastiones más influyentes del nacionalismo en el país.

En ese mapa, Olanchito emergió como uno de los bastiones más determinantes del nacionalismo, no solo a nivel departamental, sino en el balance nacional de la contienda presidencial.

Con más de 130 mil habitantes, Olanchito se consolida hoy como una de las 12 ciudades más grandes del país, y su peso electoral quedó reflejado con claridad en las urnas.

En la contienda presidencial, el municipio aportó una diferencia de mas de 5 mil votos votos a favor de Nasry “Tito” Asfura contra su principal adversario, una brecha que no solo fue decisiva en Yoro, sino que se ubicó entre las mayores diferencias municipales a nivel nacional, solo superada por el Distrito Central y Danlí, El Paraíso.

Ese dato no es menor. Otras ciudades de las 12 mas grandes delnpais como: Tegucigalpa aportó una diferencia de 184,499 contra 145,324, Danlí 30,838 contra 23,290, Juticalpa 17,126 contra 14,204, y la cabecera departamental de Yoro 11,695 contra 9,544.

En ese contexto, Olanchito no fue un voto más: fue un impulsor clave del conteo nacional que hoy mantiene a Asfura a la cabeza en el CNE.

Detrás de ese resultado hay una figura política que destaca con nitidez: Juan Carlos Molina. Su papel como coordinador territorial fue determinante. De los 11 municipios del departamento, el nacionalismo ganó siete, y en el esquema de alcaldías bajo su gerencia directa, Molina logró victorias en seis de siete, mientras que los municipios donde no estuvo al frente se perdieron. La estadística es clara y difícil de ignorar.

Más allá de los números, el caso de Olanchito revela algo más profundo: la eficacia de un liderazgo local con visión estratégica, capaz de traducir estructura partidaria, cercanía con la base y disciplina electoral en resultados concretos.

No es casualidad que Molina, actual vicepresidente de la AMHON, mantenga una relación política directa con el presidente hasta ahora electo, ni que cuente con respaldo sólido en su municipio y en la región que le correspondió coordinar.

En un país donde muchas campañas se construyen desde discursos nacionales desconectados de la realidad local, Olanchito ofreció una lección distinta. La ciudad no solo votó; marcó tendencia. Se convirtió en el principal motor de votos del departamento de Yoro y en uno de los pilares que sostienen la ventaja del Partido Nacional en el conteo presidencial.

El mensaje político es claro: los grandes resultados nacionales se construyen desde territorios bien organizados, no desde improvisaciones. Olanchito confirmó que su tamaño poblacional va acompañado de influencia política real, y que cuando el liderazgo local entiende su rol, puede inclinar la balanza más allá de sus fronteras.

En esta elección, Olanchito no fue espectadora. Fue protagonista.