Olanchito recuerda a Nilín: el hombre del peinado impecable y la política de hierro

Caricaturas

Olanchito, Yoro. — Hoy, entre risas, nostalgia y un homenaje en forma de caricatura, Olanchito vuelve la mirada hacia la memoria de Héctor Danilo Moya Ramírez (Nilín), aquel hombre de andar elegante, peinado siempre en orden gracias a su inseparable peine, y una disciplina que hacía juego con sus zapatos lustrados hasta brillar como espejos.

Amigos, familiares y ciudadanos lo recuerdan como un caballero del detalle: camisa bien planchada, pantalón de tela sin una arruga, y un carácter que combinaba la firmeza de un político con el refinamiento de un maestro de etiqueta. Nilín fue, sin duda, un personaje que dejó huella en la historia olanchitana.

Nacido el 31 de octubre de 1946 en San Lorenzo Valle Arriba, Nilín creció en un hogar marcado por el liderazgo y la disciplina. Casado con Ruth Claribel Navarro, procreó a Héctor Danilo y Freddy —hoy también ausentes— y más adelante se convirtió en padre de Flor de María y Selvín Noel.

De la Escuela Modesto Chacón pasó al Instituto Francisco J. Mejía, donde se graduó de bachiller en Ciencias y Letras. Sus sueños lo llevaron hasta México, en busca de un título en Medicina que no logró concluir, regresando luego a Honduras para dedicarse a la ganadería familiar.

Su vida pública se complementó con la participación en espacios de liderazgo social: fue miembro fundador del Club Rotario de Olanchito y de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos de Olanchito (SAGO).

Nilín incursionó en la política con el Partido Liberal y ganó la Alcaldía Municipal de Olanchito (1990–1994) durante el gobierno de Rafael Leonardo Callejas. Años más tarde, en el 2001, volvió a conquistar la alcaldía para el período 2002–2005.

Su carrera lo llevó al Congreso Nacional como diputado por Yoro en 2006, tras las elecciones que dieron la presidencia a José Manuel Zelaya Rosales.

El 1 de febrero de 2006, un accidente en la carretera de Olancho truncó sus sueños. Viajaba junto al doctor Adalid Oseguera y el diputado suplente Nicolás Mazurca Hasbun, quien murió en el percance. Nilín sobrevivió, pero los golpes internos lo mantuvieron hospitalizado más de un mes, hasta que falleció el 1 de abril de 2006.

Si algo lo distinguió fue su impecable manera de vestir y su obsesión por el orden, cualidades que hoy, con tintes de sátira amable, quedan inmortalizadas en la caricatura que lo representa: caminando seguro, peine en mano, como si hasta en el más allá quisiera mantener su peinado perfecto.

Nilín fue un alcalde de carácter, un líder ganadero, un político liberal que supo ganar en las urnas y, sobre todo, un hijo inolvidable de Olanchito. Su recuerdo sigue vivo, con un toque de humor, porque hasta la política —a veces tan caótica— necesita un hombre que nunca dejó un cabello fuera de lugar.

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