Plaga de langostas no cede en Olanchito: expertos piden pasar  a un plan integral y preventivo

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Olanchito, Yoro. La plaga de la langosta centroamericana continúa devorando potreros y cultivos en Olanchito y Arenal. Aunque el Gobierno ha enviado un dron para fumigar cuando se detectan enjambres, especialistas advierten que la respuesta sigue siendo limitada.

Mientras se combate un foco visible, miles de ninfas siguen eclosionando desde los suelos arenosos del valle del Aguán, una zona identificada desde hace décadas como centro natural de reproducción de esta plaga agrícola.

La especie que azota la región, Schistocerca piceifrons piceifrons, tiene dos generaciones al año: una corta, de alrededor de cuatro meses, y otra más larga, de hasta ocho. Los adultos logran sobrevivir a la estación seca en estado de “diapausa” —una especie de hibernación— y reaparecen con fuerza al inicio de las lluvias.

Sus hábitats preferidos son los pastizales y bordes de cultivo, donde forman los llamados “manchones”, luego las bandas ninfales y finalmente las mangas voladoras que arrasan todo a su paso.

Investigaciones recientes confirman que el valle del Aguán, que abarca Olanchito, Arenal, Colón y sus alrededores, es un área permanente de reproducción, lo que explica la recurrencia de los brotes.

Las hembras depositan entre 50 y 120 huevos en orificios de hasta ocho centímetros de profundidad, cubriéndolos con una secreción que endurece la superficie del suelo.

Estos nidos suelen encontrarse en terrenos sueltos, sin vegetación densa, como bordes de caminos, potreros, taludes y claros de bosque. Los técnicos recomiendan a los productores observar señales de alerta: suelos recién removidos con apariencia de “tapón”, concentraciones de saltones que avanzan en bandas durante la mañana o pastos raspados por el frente de alimentación.

Los protocolos oficiales sugieren hacer recorridos en tramos de 100 metros por uno de ancho para estimar densidad y decidir medidas de control.

Los especialistas coinciden en que el dron es útil, pero insuficiente. Su acción llega cuando el enjambre ya está formado, lo que obliga a realizar aspersiones más extensas y costosas, además de dejar sin atender nuevas eclosiones. “El control más efectivo ocurre en las fases tempranas, cuando las ninfas aún no vuelan”, explicó un ingeniero agrónomo consultado por El Comejamo Digital, quien agregó que “sin vigilancia constante y sin mapeo de las zonas gregarígenas, se termina corriendo detrás del problema”.

El Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA) y el Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria (SENASA) han capacitado recientemente en Olanchito a técnicos locales para aplicar control biológico con Metarhizium acridum, un hongo entomopatógeno específico para esta plaga y seguro para el ambiente.

Los ensayos en la región muestran altas tasas de mortalidad cuando se aplica a tiempo sobre las bandas ninfales. En los casos más críticos, se autoriza el uso de control químico focalizado, de forma terrestre o con equipos de ultra bajo volumen (ULV), siempre bajo supervisión fitosanitaria.

Los expertos también recomiendan incorporar herramientas tecnológicas como imágenes satelitales, drones de monitoreo y registros en geoportales para ubicar con precisión las zonas de reproducción.

Con esa información, las brigadas pueden intervenir con rapidez y eficiencia. A nivel local, las acciones mecánicas siguen siendo una opción: rastrear el suelo, destruir  y limpiar bordes de potreros para eliminar los puntos donde la langosta se reproduce.

Aunque la región ya fue declarada en emergencia, los expertos insisten en que el éxito dependerá de sostener una vigilancia continua y una respuesta preventiva.

Olanchito y Arenal se encuentran sobre uno de los epicentros naturales de la plaga, y la única forma de evitar pérdidas mayores es actuar antes de que los huevos eclosionen. “No se trata de perseguir langostas con un dron, sino de anticiparse al ciclo”, concluyó el especialista.