Dicen en el pueblo que cuando un burro sube al palo encebado, no es que aprendió a trepar… es que alguien lo empujó. Y así anda el aspirante a vicealcalde Claudio Pérez, que de tanto cambiarse la camiseta política, ya ni el partido que lo cobija sabe si es de los suyos o un infiltrado con GPS descompuesto.

Hace unos días, en un acto que parece sacado de una telenovela escrita en cantina, el político soltó la lengua como camionero sin freno en bajada, y en lugar de propuestas, vomitó insultos contra el periodista Mario Cano, corresponsal de Canal 11 y ciudadano respetable que lo único que hizo fue pedirle una entrevista.
¡Vaya atrevimiento el de Cano! ¡Pedirle a un político que hable! ¡Qué osadía!
Y claro, el “vicecandidato” reaccionó como todo falso valiente: llamándolo extorsionador, vendido y lamebotas, todo mientras inflaba el pecho como “camperuno” bajo el sol.
Claudio, que por cierto antes era azul, ahora es rojo y mañana quién sabe si morado, carga más cambios de camiseta que un árbitro en final de torneo. Y no es la primera vez que su lengua le juega rudo: a varios periodistas de Olanchito ha tratado mal, con comentarios llenos de odio, tambien ha sido señalado por denigrar a candidatas mujeres y tratar a medio mundo como si fuera su sirviente… o su saco de boxeo.
Pero el colmo no fue solo el ataque. No, el colmo fue que después del show estilo “palabrero de mercado”, el señor candidato se fue enojado porque Cano con mucha altura le respondió como quien dice: “ya pegué, pero no quiero que me devuelvan”. ¡Clásico del que tira la piedra y esconde la mano!
Y aquí entra la parte seria, porque aunque la sátira nos ayuda a digerir el trago amargo, lo que vivimos es grave. No se puede permitir que el irrespeto a la prensa se normalice en campaña electoral. Los periodistas no están para lamer botas ni para aguantar sapos, están para informar, preguntar y ser la piedra en el zapato del poder, sea quien sea que lo use.
Y a Cano, abogado, comunicador y hombre de fe, todo nuestro respaldo. Porque mientras algunos usan la política para vomitar odio, él usa el micrófono para servir a su municipio.
A don Claudio, por su parte, le recomendamos un curso intensivo de modales, uno de oratoria… y de paso, que se lea la Constitución, donde dice que la libertad de prensa es un derecho, no una amenaza a su ego que por cierto dicen muchos que le conocen que lo anda desbordado.
Y si no le gusta que lo critiquen, que se baje del palo encebado. Porque en política, el que no aguanta el calor… que no se meta a la cocina.