En el taller de Ramón Díaz, conocido cariñosamente como “Chagolla Díaz”, algo mágico está ocurriendo. Entre el aroma a acero y el zumbido de las máquinas, este hábil escultor está dando vida a una figura en 3D de un Jamo, ese legendario animal que alguna vez pobló por montones los rincones de Olanchito y que, lamentablemente, ahora está en peligro de extinción.
Con maestría y destreza, Ramón utiliza materiales y herramientas recicladas, dándoles una nueva vida mientras da forma al contorno de este mítico reptil. Una llave inglesa se convierte en la curva de su cabeza y cuerpo, tornillos oxidados se transforman en las garras, y varillas de desecho se moldean para esculpir su musculoso cuerpo.
Mientras trabaja, la mente de Ramón vuela, recordando los relatos de antaño sobre la presencia majestuosa del Jamo en los bosques de Olanchito. A medida que da forma a la figura, revive en su imaginación las historias de los ancianos, que hablaban con reverencia de la criatura que alguna vez habitó como enjambres los bosques del Alto Aguán.
El proceso creativo es un momento de conexión con la identidad y la esencia misma de Olanchito. A través de sus manos, el Jamo cobra vida una vez más, recordándonos la riqueza de nuestra tierra y la importancia de preservar las especies que la habitan. Es un acto de amor por la naturaleza y un homenaje a las tradiciones y la historia de nuestra comunidad.
Cuando finalmente la escultura está completa, Ramón la admira con orgullo. En ese momento, no es solo un artista y su obra, sino un símbolo de la perseverancia y la creatividad de un pueblo que se aferra a sus raíces. Y en cada detalle de la figura del Jamo, se encuentra la promesa de un futuro en el que esta magnífica criatura vuelva a poblar nuestros bosques.