Shin Fujiyama, un nombre que hoy resuena con especial cariño entre los hondureños, logró lo que parecía imposible: correr 3,000 kilómetros por amor a la niñez hondureña.
En una travesía que comenzó en la frontera entre Estados Unidos y México, atravesó todo México, Guatemala, El Salvador y el occidente de Honduras para finalizar en Villa Soleada, El Progreso, Yoro.
Hoy, al llegar a su destino, Shin no solo completó una épica carrera, sino que también llevó esperanza y apoyo a miles de niños en Honduras.
Desde que cruzó la frontera de Ocotepeque, cada paso de Shin ha sido una muestra de entrega y valor. Los hondureños salieron a su encuentro, algunos incluso corriendo a su lado por breves tramos, otros recibiéndolo con aplausos y lágrimas.
“Shin Fujiyama sos un héroe y la esperanza de la niñez de nuestro país. Que Dios te bendiga a ti y a tu familia”, escribían miles en redes sociales, donde su historia ha sido compartida con asombro y gratitud.
El 17 de julio, Shin comenzó esta carrera con una misión clara: recaudar fondos para la educación en Honduras, alcanzando la suma de un poco más de 500,000 dólares.
Con cada kilómetro que dejaba atrás, su esfuerzo iba transformándose en sonrisas y oportunidades para los niños del país. Desde Villa Soleada, el lugar que hoy recibe a este héroe moderno, el recuerdo de su hazaña quedará como un símbolo de generosidad y compromiso, en el corazón de quienes creen en un futuro mejor para Honduras.