Tocoa, Colon – En la ciudad de Tocoa, Colón, una pequeña luz se ha apagado. Alison Daniela Hernández Mejía, una niña de apenas nueve años, perdió la batalla contra el dengue en el hospital San Isidro.
Alison era una niña llena de vida, conocida por su sonrisa contagiosa y su espíritu alegre. Alumna de la escuela Hernán Banegas, cursaba el cuarto grado y soñaba con ser maestra algún día.
En las aulas de su escuela, su escritorio ahora vacío es un doloroso recordatorio de una vida truncada demasiado pronto. Sus compañeros la recuerdan como una niña curiosa, siempre dispuesta a aprender, y su ausencia se siente como un golpe profundo en la pequeña comunidad escolar.
Los médicos del hospital San Isidro lucharon con todas sus fuerzas para salvarla, haciendo todo lo posible para que su frágil cuerpo resistiera. Pero el dengue, una enfermedad que ha cobrado demasiadas vidas en Colón y en toda Honduras, fue implacable. A pesar de los esfuerzos incansables del personal médico, Alison no pudo superar la enfermedad.
Esta pérdida no es un hecho aislado; ya son varios los niños que han fallecido por dengue en Colón este año, una región que ha sido duramente golpeada por esta epidemia.
Las cifras oficiales son alarmantes: 115 personas han muerto en Honduras por dengue en lo que va del 2024.
Pero más allá de los números, cada muerte representa un hogar roto, una familia sumida en el dolor, y una comunidad que llora la pérdida de sus seres más queridos.
En la casa de Alison, el silencio es total, las risas que solían llenar el hogar han sido reemplazadas por un vacío que parece imposible de llenar.
Sus juguetes, cuadernos de la escuela y la ropa que aún cuelga en su armario, todo habla de una niña que una vez fue, de los sueños que ya no podrán cumplirse.