La Ceiba. Su esperanza depende de una delgada cuerda, para sacar sus frutas mientras las corrientes del río Cangrejal dejen de correr con fuerza hacia el mar Caribe. Denis Martínez, está desafiando estas aguas todavía turbias para cruzar de bolsa en bolsa su cosecha de rambután, que está en plena producción.
Aunque su plantación de más de cinco manzanas no sufrió daños, como otros productores de granas básicos y ganaderos, Denis, se lanza al río en una carrera contra el reloj, pues teme que sus frutos se pierdan si no logra sacarlos a tiempo.
“Caminamos una media hora hasta el río para dejar las lichas-rambután-, para luego cruzarlas”, relata, mientras suelta un nudo de la cuerda que logró cruzar de un lado a otro del río y así poder sacar sus frutos de forma guiada.
En ese ir venir de bolsas y canastas, este pequeño productor está logrando llevar esta fruta al mercado de La Ceiba.
“Estamos probando sacarlas de esta forma, pues no encontramos otra manera de hacerlo”, expresa, mientras al lado este, le grita a otros cuatro jóvenes, que le ayudan a tirar las bolsas llenas y otros dos bajan en canastas las frutas desde la finca.
Las crecidas del río Cangrejal y sus tributarios, causadas por las lluvias que dejó a su paso la tormenta tropical Sara durante los pasados días 14,15 y 16 de noviembre, dañaron cultivos enteros de plátanos, cacao, así como frijol, maíz y yuca, que aquí se producen enteros abundancia, y por esa la Cuenca del Cangrejal es conocida como el granero de La Ceiba.
La situación de los productores es agobiantes, así como Denis se las está ingeniando, cómo sacar sus frutos, de la misma manera otros se están valiendo de formas para poder recuperar lo poco que les dejó las corrientes embravecidas del Cangrejal.